Contagiosa desgana política en el alambre
Leo que existe un probable sprint de mejora final para el PP. En la presente ocasión, conocidos ya los principales resultados, la sociedad civil ha decidido de nuevo afincarse y abonarse a nuevas reediciones basándose en la fragmentación política como si de «bombas de racimo» se trataran, mediante nuevas opciones a escoger a su alrededor, que estos momentos podrían facilitar cualquier componenda, y hasta convocar nuevas elecciones. Ya dispondremos de tiempo en otras Tribunas para ir comentando el devenir de los posibles supuestos.
Esta Tribuna de urgencia se va a centrar en contemplar alguno de los episodios que han venido suponiendo durante demasiado tiempo, inquietudes relativas al voto por correo de extraordinaria importancia en las presentes Elecciones Generales, basadas en el anhelo de no silenciar pretensiones. Recordarán Uds. uno de los puntos que llamó la atención en toda España, fue lo repentino de la convocatoria, con el riesgo que conllevaba la fecha elegida en plena diáspora vacacional, lo cual podría suponer que muchos miles de votos podrían verse afectados.
Si además contábamos con una guerra de cifras y vocablos emitidas entre Correos y sindicatos, variados términos intentando justificar una situación de caos en cuanto a por ejemplo, pretender que el electorado asumiera distinguir significados tales como: «entrega de votos en mano»; «intentos de entrega»; «recogida de documentación»; «pendientes por recoger», etc. nos hemos encontrado que la cifra oficial inicial declarada de solicitudes de voto superior a los 2.600.000 solicitudes cursadas, se vieran afectadas y disminuidas por los vaivenes de tal diáspora vacacional no adecuadamente planificada según circunstancias.
Resulta obvio, que el elector que realiza este tipo de voto distinto del presencial debería también encontrarse exento o a cubierto del conocido «affaire», surgido, si se hubiese previsto y aplicado el Art. 103.1 de nuestra Constitución, (eficiencia y otros), que cita la obligación de la Administración Pública de velar entre otros principios, por la eficacia y coordinación, como elementos básicos aparentemente eludidos o inaplicados en el voto por correo por la Administración Pública. A primeros de junio ya aventuramos en una Tribuna titulada La introspección o mirarse a uno mismo ciertos pormenores o argumentos esgrimidos de porqué el voto por correo, podría triplicarse hasta alcanzar un 9% de solicitudes, constituyéndose en cifra récord dada la situación actual de España.
Hasta el presente a pesar de ajenos vaivenes no controlados, nos hemos aproximado en un alto porcentaje a dicho 9%, aunque la estimación avanzada de 3 millones de votos por correo se viera ligeramente reducida como consecuencia de que parte de los afectados desistieran.
Aprovechemos para recordar, que en las Elecciones Municipales del 28-M, la cifra referida al mismo tipo de voto por correo fue de 984.000 votantes (2.81%),
Asimismo, en las Generales de noviembre de 2019 fueron 1.333.000. Nada que ver con la realidad actual:
—Hemos estimado a tenor de las vicisitudes del país, que podría alcanzarse dicho porcentaje, asumiendo que sería el triple del registrado en noviembre de 2019, (2.9%).
—Considerando el censo electoral actual de 35.141.122, ese 9% supondrían 3.162.700 de votos.
Según Correos, ha gestionado 2.461.284 solicitudes de voto por correo de las 2.622.808, inicialmente recibidas, «quedando, vaya Ud. a saber en qué limbo», los restos.