La estrategia del espacio
«Un tipo al que ni siquiera le comprarías un coche usado». Esta concisa descripción, ha sido utilizada por el prófugo Puigdemont para calificar a Sánchez. Entre tanto, los vientos políticos resoplan. Pues quien realmente ha ganado las elecciones por sus posibilidades de formar gobierno, va a necesitar a los siete diputados de Junts para hacerlo, y…, hacerlo, cediendo en las riendas de la gobernabilidad. Ya que Junts va a querer que le regalen un coche no usado y eléctrico de alta gama, al igual que el resto de las minorías independentistas. Y todo ello sin pasar a apreciar las distintas posiciones dentro de las diferentes líneas que se entrecruzan en el mosaico de Sumar.
En campaña electoral, Sánchez afirmó que iban a ganar las elecciones, y que era capaz de sacar votos hasta de debajo de las piedras. Pero no ha sido así. Quien ha ganado y quien ha aportado esos votos han sido la social democracia y el Partido Socialista Obrero Español. Y los han inyectado en su manual de supervivencia, ya que él estaba agonizante. Otra cuestión será el hecho de que esta social democracia del PSOE se adhiera a las concesiones y a la gobernabilidad que Sánchez pueda realizar con la extrema izquierda y los independentistas.
Al otro lado de estos últimos actores políticos, los postulados de Vox, el gran perdedor, no son para unas Elecciones Generales. Aunque paradójicamente hayan entrado en algunas autonomías. Y además, la ausencia de reflexión de Abascal tras los resultados electorales, cuestiona aún más si esos postulados rechazados políticamente tendrían que ser revisados y actualizados al siglo XXI. Por lo que, tanto la social democracia como el neoliberalismo pueden hacerle ir perdiendo fuelle. Porque, entre otros acontecimientos, se espera que al igual que acaba de suceder en nuestro país, las elecciones europeas se ganen en la centralidad política.
En esta centralidad, el Partido Popular no solo es quien ha obtenido más votos, sino que podrían haber obtenido muchos más. Y no ha sucedido así porque lo daban por concedido, sin molestarse en mirar debajo de las piedras. Y cuando das por concedido, por ejemplo, una buena salud, una buena amistad o un buen matrimonio, corres el riesgo de perderlos.
La iniciativa que le corresponde a Feijoo de formar gobierno, es improbable, aunque no imposible, de que vaya más allá. Su probabilidad pasaría por el diálogo y acuerdo con el PSOE. Sin embargo entre ambos partidos se ha creado un antagonismo profundo, en el cual intervienen: Vox por un lado, y Sumar y ERC, entre otros, por el otro (ambos también perdedores en la elecciones).
Aunque cansada de los conflictos políticos, tenemos una democracia suficientemente fuerte para llegar a un entendimiento de gobernabilidad estable. A pesar de la extrema polarización existente. La reconfiguración del paisaje político tiene lectura en el mensaje electoral. El PP y el PSOE, de una manera o de otra, han ganado electoralmente en el espacio de la centralidad, y en detrimento de los extremos.
Ese mensaje exhorta al espacio político de un gobierno centrado en los desafíos reales: una economía en desaceleración, la pérdida de poder adquisitivo, creación de empleo sostenible, la descarbonización, más inversión extranjera…