Diario de León
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«Ayer», en este medio, como tantas otras veces, leí a la columna de Luis Urdiales. Quien, últimamente tiene la mirada puesta en el paralelismo de las vías, esas líneas que en lontananza sí que, ilusoriamente, parece que llegan a juntarse.

Y va esto último, la ilusoria unión, con la intención de añadir mi parecer al que él viene mostrando respecto a todo cuanto nos ocurre con los rieles y por supuesto los trenes de los que los leoneses estamos siendo descabalgados; es lo que me trae en letra y opinión hoy aquí.

Para entrar en materia hay que poner la mirada en aquellos que, manejando el «colt» del desdén y la incomprensión, cuando no, y es más grave, la usurpación de bienes y derechos, nos están desguarneciendo con total alevosía. Primer paso para la decadencia con relación a todo lo que fuimos y representamos, tanto en lo sentimental como en implantación socioeconómica.

Y dicho esto vengo en recordar que Caldera, aquel político que en su momento parecía la mano derecha de Zapatero, gran soporte y ayuda, bastante más que ocasional, también ministro de su Gobierno, por los silencios y pronta desaparición en letras e imagen, no creo que motu proprio, se fue quedando en la cuneta del olvido.

Este salmantino, por ende leonés, Caldera, nunca hizo gala de esta su condición de ciudadano leonés, pero sí supo acuñar la frase definitoria de su postura y del nulo reconocimiento de la región leonesa, «borrándola» del mapa al citar este territorio como el Oeste de la Comunidad.

Y lo hizo, como nos dice con mucho estilo en su escrito Urdiales, dentro del invento del Plan Oeste. Verdadero engaño y amarre de lo leonés, la región leonesa al ente que no deseábamos, dato éste que tanto Caldera como Zapatero conocían plenamente y apoyaban bajo la engañifa de un León fuerte en la Comunidad.

El Partido Popular, llegado al poder, lo del Plan Oeste de Caldera/Zapatero, cogido con las alfileres de las gratuitas promesas, olvidó plan e inversiones, pero no la denominación que siguieron usando para aludir a la región leonesa, y no citarla.

Sin olvidar que para entonces ya venía desapareciendo nombre y carriles, pues el último gobierno socialista de Felipe González, había decidido postergarlo, y así se iba muriendo nuestro vertebral camino de hierro, cuya existencia o supervivencia no sonaba nada mal en Europa, muy al contrario. Pero claro con el ente autonómico centralista topamos.

En León, alfoz, tenemos el aeropuerto que el presidente socialista Turiel se empeñó, y con éxito, hacer surgir allá en La Virgen del Camino. Zapatero lo redondeo. Si nos hemos dejado robar el noroeste ferroviario, vamos a ver si somos capaces de poner en marche el «noroeste de vuelos», (o como mejor se defina) en transporte de mercancías.

No hacen falta carriles. Cielo y Base Aérea (Aeropuerto) tenemos. Empresas interesadas en los «polígonos» también, y con proyección. Según los técnicos es muy corta la inversión para abrir prontas expectativas de futuro muy interesantes en lo económico.

¡Que no nos lo arrebaten!

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