El fracking y el convulso mundo de la energía
Según 350.org, organización global de acción climática, a raíz de la Conferencia Mundial del Clima, celebrada en Madrid en 2019, es trata de una técnica del siglo XIX, desarrollada recientemente, y que implica inyectar agua y productos químicos en el subsuelo para vencer la resistencia de la roca o pizarra, extrayendo petróleo y gas.
Entre los defensores del fracking, se encuentran EE UU, Canadá, China y últimamente Argentina, la cual, según dicha organización lucha, en estos momentos cruciales, próximos a elecciones generales presidenciales, entre crisis económicas, sociales ambientales, especialmente en la Región de Vaca Muerta, ejemplo de catástrofe financiera y ecológica para Argentina. Indican dichos defensores, haber mejorado su producción de hidrocarburos, estimando un incremento que podría suponer el autoabastecimiento a medio plazo mediante combinación del citado sistema y los métodos convencionales.
Existen otros países como: Argelia, Australia, Colombia, México y Rusia, que muestran su interés de trabajar comercialmente con el proceso de fractura hidráulica.
Sin embargo, en el lado contrario, se encuentran al menos hasta 12 países entre los que se encuentra España, prohibiendo el fracking desde 2021, debido a sus asociaciones con la contaminación del agua, terremotos y posibles peligros para la salud, aunque no se prohíbe la importación de GNL obtenido mediante fracking. Más bien todo lo contrario. No obstante, según la revista Food & water action in Europe el Estado español es el segundo importador de gas fósil procedente de Estados Unidos en la actualidad, siendo en su mayor parte gas extraído mediante fractura hidráulica o fracking, lo cual supondría el 32,3% del gas fósil consumido en España en 2022. Es además, el quinto país de la UE con una mayor proporción de gas fracking importado en comparación con el consumo nacional de gas.
La guerra de Ucrania y sus consecuencias económicas han resucitado el debate sobre el fracking como alternativa energética para contrarrestar la dependencia de Rusia, hasta ahora, reforzada por la posible situación de «dumping» a favor de India y China. En lo que concierne a su producción en España, según El Confidencial, voces altisonantes se alzan mediante estudios científicos señalando la riqueza en hidrocarburos del subsuelo español, con un billón de m3 accesibles mediante fracking, pero vetado por ley, sumándose los partidos políticos al debate con propuestas alternativas para eludir esta técnica. Amplias zonas del norte y del sur se encuentran opuestas de albergar lo que llaman ‘gas shale’. Entre ellas, Asturias, parte de Cantabria, y Penibética, más País Vasco.
El debate sobre la salud y el medio ambiente: según el Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental de los Estados Unidos, no hay ninguna evidencia concluyente respecto a los riesgos para la salud en las personas que viven en las comunidades donde se permite el fracking. Sin embargo, diversos planteamientos de organizaciones ligadas a la protección del medio ambiente no están de acuerdo con ello.
El fracking puede generar contaminación del agua dulce que va a ser consumida o utilizada por la población. Los acuíferos pueden ser contaminados por gas metano o con el fluido que se extrae junto con los gases en el momento de la extracción.
Este fluido contiene una serie de contaminantes: metales pesados, toxinas o material radioactivo. Estos fluidos pueden ser cancerígenos o generar mutaciones en los fetos de las embarazadas. Se corre riesgo de afectación de la piel, los ojos, el sistema nervioso central y el sistema respiratorio.
En cuanto al medio ambiente, durante la fracturación hidráulica, la perforación vertical pasa por distintas capas de roca, por lo que pueden encontrarse con agua dulce de uso privado o público. Las fuentes hídricas pueden contaminarse. Es por ello que el pozo debe ser encapsulado en acero y cemento para evitar filtraciones. Las fugas de gas metano constituyen la principal fuente de contaminación del agua en el fracking. Además, participan en el calentamiento del planeta.
En otro orden de cosas, respecto a las recientes euforias surgidas como consecuencia de una relativa y supuesta contención de precios por parte de la Opep, está siendo quebrada por la estrategia de Moscú de reducir precios ofreciendo importantes descuentos a India y China. Se traducen en compras por la primera de aproximadamente un millón de barriles diarios, con posible posterior reventa internacional, y según Euronews, podrían suponer tales descuentos, significar ‘dumping’ en algunos casos, vendiendo el petróleo por debajo del coste de producción total, incluidos los gravámenes locales, según fuentes del sector.
Se apoya tal consideración en que el precio medio del barril petróleo Opep el pasado julio era de 81.06 dólares. y a fecha de redacción de esta Tribuna, es de 85.92 dólares, es decir, su incremento podría decirse que no ha tenido significativa alteración.
Así mismo, las exportaciones de crudo por mar desde Rusia a los países europeos bajaron a 125.000 barriles diarios, hasta el pasado enero, al no aceptar la misma el tope de 60 euros/barril sugerido por la UE y preferir esperar hasta marzo 2024, fecha prevista de revisión de precio.
Por otro lado, el precio del gas natural TTF en el mercado holandés para entrega en septiembre ha caído más del 9% el pasado martes; pese a que continúan los conflictos laborales en Australia, estando anunciada una huelga en septiembre.