Tiene que llover a cántaros
Cuando llega el verano no son pocos los asturianos que cruzan la cordillera para adentrarse en la provincia de León en busca de lo que no encuentran en su lugar de residencia. Los asturianos buscan en León unos pueblos amables, donde aliviarse de la humedad, que impregna toda la cornisa cantábrica y que se cuela en los huesos para incomodar el transcurrir diario. En León se seca, se limpian los pulmones, se tonifica el cuerpo y se satisface el estómago.
Abundan los asturianos que pasan largas temporadas en León, otros lo hacen de forma ocasional, en cualquier caso con el mismo objetivo, huir de los días lluviosos, de la humedad reinante, de la neblina o del orbayu, para disfrutar de cielos azules, del lucido sol, amen de otros placeres. Hágase de forma habitual u ocasional hay ciertas imágenes que impregnan en la retina cuando te enfrentas a ellas.
Antes de que existiese el Negrón el viaje era largo y cansado, ahora atraviesas el tubo que cruza la cordillera y en suspiro pasas de una provincia a otra, y al otro extremo, lo que sucede habitualmente es una primera sorpresa. Posiblemente has dejado Asturias con el cielo cubierto o lloviznando, y al otro lado, aparece un sol cegador y el azul intenso en el cielo.
Unos kilómetros mas adelante aparece espectacular el embalse de Barrios de Luna, que emociona cuando rebosa de agua y preocupa cuando emergen los restos de lo que fue. Por camino alternativo también se puede encontrar el de Riaño. Los pantanos y un amplio tejido de regadíos han propiciado una impactante novedad a quien conocía la Castilla de hace unas pocas décadas.
Hace años lo que llamaba la atención a los asturianos eran las extensas llanuras en contraste con la orografía del Principado. Y la meseta estaba coloreada de un amarillo intenso que proporcionaba la siembra masiva de trigo. Contrariamente el color que domina ahora es el verde. El agua obró en milagro, como siempre. No es que la provincia de León vaya a adquirir el tradicional verdor de las tierras asturianas, pero es visible el cambio habido y las tierras cultivadas en León son ya en un porcentaje muy importante de regadío.
A primera vista, sin entrar en detalles, parece un despilfarro de agua, cuando cada vez se dan mas casos de escasez del fundamental líquido. Y parece que no es acertado apostar por amplias zonas de regadío en una provincia donde puedes comprobar que pasado el amplio periodo vacacional no has visto caer ni una gota. Si a la ausencia de lluvia le unes unas temperaturas extremadamente altas, como las de este año hay que poner el marcha todas las alertas.
Todo es factible si llueve en abundancia. Aunque nunca llueve a gusto de todos es preciso que llueva. Tiene que llover a cántaros, pero existen amenazas razonables del peligro que corremos si la lluvia escasea.
Quien sepa y crea puede elevar rogativas y dejar de poner mala cara si nos llueve el día de la fiesta del pueblo, en la boda de un amigo o el día que decidimos pasarlo en la piscina. Y sobre todo debemos tomarnos mas en serio el cambio climático.