TRIBUNA
¡Santiago y cierra España!
L a exclamación, que más parece arenga, tiene su origen en la Reconquista y se popularizó a lo largo del siglo XVII en el curso de las muchas batallas que libraron las tropas españolas por aquel entonces. Traerla hoy a colación se puede interpretar desde dos ángulos que tienen muchos puntos en común: la autodefensa que muchos se imponen ante el estado de cosas que estamos viendo y viviendo últimamente y que de alguna forma nos hace tiritar a más de uno, y el reciente triunfo de las huestes del partido Popular contra el separatismo y las soflamas marxistas que proclama el BNG (Bloque Nacionalista Galego) de la mano de esa señora que lleva más de 20 años en los bancos del Parlamento Gallego y que ha sido aupada al estrado por los esforzados hombres de Sánchez en tierras del Apóstol.
En cualquier caso, la victoria de Alfonso Rueda alter ego de su jefe de filas Núñez Feijóo, se produce en un momento en que los pilares del Estado parecen conmoverse a consecuencia de los impulsos disparatados de un Sánchez que ha perdido totalmente el norte cuando no el juicio (que podría pensar algún alma bienaventurada).
He oído en alguna tertulia radiofónica (personalmente he abdicado de la televisión) que las elecciones gallegas no suponían un plebiscito para el futuro inmediato del líder de la oposición (por Feijóo). El nivel que han alcanzado los tertulianos en los últimos años, ha producido un efecto (para mi pernicioso) y es que las tontadas y sandeces más sonoras nos dejan insensibles. Sin embargo se hace pertinente el poner las cosas en su sitio. Indudablemente las elecciones de Galicia eran muy, pero que muy importantes, tanto para unos como para otros. Si la señora Pontón y la ralea que le acompañaba en la aventura hubieran cosechado un más que improbable éxito que les hubiera otorgado unos pocos más de escaños y por ende el gobierno de Galicia, Sánchez respiraría y se le hincharía el pecho hasta límites insospechados. Yoli (la de los 280 votos en Fene, su pueblo, que no Ferrol), los perdularios de Podemos y algún que otro elemento disperso de esta jungla de desorejados comunistas, hubieran puesto a Feijóo literalmente contra las cuerdas, con la ayuda inestimable de esas terminales mediáticas (Ferreras-SER-País incluídos) que día tras día machacan sin descaro ni pudor a una derecha timorata que lentamente va despertando de su sueño.
Miguel Tello (portavoz), la brillantísima Cayetana A. de Toledo, que al fin parece que la cúpula de Génova reconoce que es un diamante en bruto, Isabel Ayuso, que literalmente los pone locos con su arrojo y valentía, y el propio Feijóo, que poco a poco va sacudiéndose el pelo de la ría y el mejillón. Porque Madrid no es ni Ferrol, ni Mugardos ni Vilagarcía de Arousa, es....... otra cosa.
Por otra parte, yo que soy un ardiente enamorado de Galicia, tierra que conozco muy, muy bien, mantengo que la dicotomía Galicia-Madrid es aplicable a todas las demás tierras de España. Torear en Las Ventas es pisar el albero más alto, lo que no tiene que parecerle mal a los numerosos defensores de La Maestranza. En su momento, dos seres brillantes como Alberto Rivera e Inés Arrimadas, llegaron a Madrid con un bagaje abundante, pero a la larga, los aires de la capital del Reino les entumecieron la sesera, y Ciudadanos (56 diputados en su momento álgido) se derrumbó rodando por debajo del Viaducto hasta la Casa de Campo para sumergirse en su lago. Y que tome nota Vox porque lleva el mismo camino. Desde que Macarena cerró la puerta tras de sí, el desastre se va acrecentando día a día con el agravante que Abascal parece no darse cuenta de que el batacazo final está cerca.
Sánchez y todos los mariachis que le acompañan en su disparatada aventura empiezan a notar que las costuras se deshilachan poco a poco. Al tremendo batacazo de Galicia (que él parece ignorar viendo esa pose de vaquero que adopta tan a menudo) se une todo el triste sainete de Puigdemont y sus acólitos. Está desangrando el Poder Judicial auxiliado por ese ministrillo con cara de seminarista (Gracita Bolaños) al que Cayetana (¡qué cabeza tiene esta mujer!) pone en su sitio en sucesivas sesiones de la Comisión correspondiente atizándole con una dialéctica que no admite réplica.
Con Pumpido y el Fiscal General (don Alvarone) haciendo de palanganeros, el Estado de Derecho corre riesgo de irse por la senda de Caracas. Como no hay dos sin tres, aquella aventura vergonzosa de las maletas de Delcy Rodríguez, la mucama de Maduro, tiene reflejo en los tejemanejes del comandante Ábalos, un elemento siempre bajo sospecha, ayudado en la trama por ese energúmeno trincón de Koldo. Un siniestro personaje émulo de la brutalidad y la falta de escrúpulos.
Y con esta parroquia, más separatistas y colegas de Bildu, va escribiendo el sultán de La Moncloa su triste y siniestra singladura. Por cierto, una vez más ha ido este tipo a limpiarle las botas al verdadero sultán, que imparte doctrina de palo y tente tieso al otro lado del Estrecho. Malos tiempos corren para este desventurado país llamado España.