TRIBUNA
Yoli la fantástica
C onocí a Yolanda Díaz, ahora vicepresidenta segunda del Gobierno, hace ya muchos años, estando yo destinado en El Ferrol (del Caudillo decíase en aquel entonces) como funcionario de carrera (por oposición, no como ahora) de la Seguridad Social, después de haber prestado servicio anteriormente en el gabinete del ministro de Sanidad y Seguridad Social Enrique Sánchez de León de añorado y feliz recuerdo. La ahora émula de una Marilyn Monroe alejada de cualquier atisbo de glamour, presentaba una apariencia bien distinta y en nada parecida a la actual. Oficiaba de sindicalista de CC OO siguiendo la estela de su progenitor Suso Díaz, delegado de Comisiones en Astano, la entonces empresa puntera a escala mundial en la construcción de grandes buques y superpetroleros (¡qué tiempos!) que se botaban en las profundas aguas de la ría de Ferrol frente al puente Las Pías. Tanto su padre, como su tío (Xosé Díaz) como ella misma, militaban igualmente en Esquerda Galega, Partido Comunista de Galicia. Yolanda posteriormente se pasó al Bloque Nacionalista Galego.
El conjunto de casualidades que nos reserva la vida a cada cual nos depara en ocasiones situaciones inverosímiles y absolutamente imposibles de predecir. ¿Cómo iba yo a pensar que aquella criatura morena de hechuras tirando a rotundas (en relación a las actuales), concejala en el Ayuntamiento ferrolano, aunque ella es oriunda de Fene, pueblo cercano, iba a llegar algún día a ministra y vicepresidenta de un Gobierno multicolor, a veces caricaturesco, compañera de bancada de criaturas como Irene Montero, Belarra, Marizú Moreno, Camina Calvo o Pilarín Alegría? Pues ya vemos que el destino es cambiante, ambiguo, malévolo a ve y sobre todo sorprendente.
La simpar Yolanda ha tenido una carrera política salpicada de situaciones curiosas, controvertidas y a veces rocambolescas. Tiene fama (constatada por sus vivencias) de ir dejando en la cuneta a amigos y colegas de partido para saltar a otras formaciones donde arraigar su estrategia, que dicho sea de paso no se sabe muy bien, aún a día de hoy, después de lustros , en qué consiste realmente: Comisiones Obreras, Partido Comunista, As Mareas, Bloque Nacionalista Galego, Sumar, y no sé si nos dejaremos algo más por el camino.
Desde que se sienta en la mesa del Consejo de Ministros ha provocado situaciones chuscas, hilarantes y en no pocas ocasiones salidas de tono.
Sus viajes de visita en el Vaticano (ella agnóstica conocida y reconocida), a Nueva York (a no se sabe qué), a Palestina, que de momento está en espera, ya que el ministro de Asuntos Exteriores José Manuel Albares mostró su enfado ante el anuncio de este viaje que pondría en un aprieto al Gobierno frente al ejecutivo de Netanyahu.
Al margen de estos viajes, sin razón ni mucho sentido, la deriva política de Yolanda Díaz está salpicada de ocurrencias impropias de miembro de un Gobierno europeo representante de un país de notoriedad manifiesta como es España. Al margen de aquello de «vamos a hacer cosas chulísimas», un estrambote que muestra el perfil de esta señora analfabeta total cuando de cosas serias toca hablar, la última ocurrencia de cerrar bares y restaurantes a las diez de la noche, parece la guinda al pastel o la gota que colma el vaso.
No es de extrañar semejante barbaridad. Cuando no se ha dado palo al agua en la vida y todo viene regalado por mor de un destino caprichoso, las meteduras de pata son solemnes.
España es un país con costumbres arraigadas que en buena medida se fundamentan en nuestro clima y en nuestra geografía, mayormente mediterránea. El español medio disfruta en verano y sobre todo a lo largo de los fines de semana y demás fiestas anuales (Navidad y Semana Santa) aparte de sus vacaciones reglamentarias, de la salida nocturna donde mezcla el picoteo, el tapeo, la cena en familia o con amigos y la gente más joven alarga estas bondades que ofrece la vida con estancias nocturnas que se prolongan hasta la madrugada. Ahora bien, cabe distinguir el horario de bares y restaurantes con los locales de ocio musicales (pubs y discotecas).
España es un país añorado por millones de turistas de todo el mundo. Su calidad de vida en nada es comparable a nuestros vecinos del norte de Europa, por poner ejemplos cercanos. Pero aquí, los visitantes disfrutan enormemente, de nuestro clima, de nuestras costas, de nuestros monumentos, gastronomía exquisita y género de vida envidiable.
Sin embargo, esta analfabeta funcional quiere echar por tierra un sector que representa (año 23) un 12,8% del PIB nacional con casi 190.000 millones de euros en ingresos y prácticamente 2 millones de empleos directos (9,3 % del. empleo total).
Es indudable que Sánchez se cubrió de gloria con Yoli la fantástica. Así nos va en el día a día.