Diario de León

Dignidad infinita, sobre las amenazas actuales a la dignidad humana

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Mientras leía  «Dignidad Infinita», me llamó la atención la nueva forma de actuar en el Vaticano. Por un lado, el documento establece un nuevo estándar de transparencia sobre cómo fue escrito y, por otro, trata de transmitir a sus lectores toda la enseñanza que la Iglesia ha mantenido a lo largo de la historia sobre estos temas.  El documento, que aplica las enseñanzas de la Iglesia a las amenazas actuales a la dignidad humana, deja claro que la dignidad humana no depende de la riqueza, la inteligencia, el estatus social o las capacidades, sino del valor intrínseco de cada ser humano.

«Dignitas Infinita» reconoce su larga y difícil gestación de cinco años, que incluyó un borrador presentado en 2019 y otro, completamente nuevo, en 2021. Ese borrador tuvo que ser reducido a petición de la congregación de cardenales y obispos que supervisan la oficina de la doctrina. El Dicasterio aprobó la versión actualizada en 2023, pero el Papa Francisco pidió que el documento tratase «temas estrechamente relacionados con el tema de la dignidad de las personas, como la pobreza, la situación de los inmigrantes, la violencia contra las mujeres, la trata de personas, la guerra y otros». «Una versión nueva y significativamente modificada» fue aprobada a principios de este año, aceptada por el Papa y finalmente publicada el 8 de abril.

El cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio, ha querido mostrar que la declaración es coherente con la larga historia de enseñanza de la Iglesia sobre la dignidad humana. A este respecto, es interesante constatar que aproximadamente la mitad del documento comprende citas de documentos anteriores de la Iglesia.  El documento actual se divide en cuatro secciones. Las tres primeras recuerdan principios fundamentales y premisas teóricas del término «dignidad». La cuarta sección presenta algunas situaciones actuales y problemáticas en las que no se reconoce suficientemente la dignidad de todo ser humano. Dignitas Infinita  fundamenta la dignidad humana tanto en la razón como en la revelación. Cita la Biblia y la  Declaración Universal de Derechos Humanos  de las Naciones Unidas, filósofos clásicos y padres de la iglesia, pensadores seculares y papas. Todo esto da como resultado 116 notas a pie de página.

La dignidad de todo ser humano puede entenderse como «infinita», afirma el documento, citando a Juan Pablo II, que dijo: «La dignidad humana trasciende todas las apariencias externas y aspectos específicos de la vida de las personas». Esta es «una verdad universal que todos estamos llamados a reconocer como condición fundamental para que nuestras sociedades sean verdaderamente justas, pacíficas, saludables y auténticamente humanas».

El Papa Francisco, en su encíclica  Fratelli Tutti, como dice la declaración, «quiso subrayar que esta dignidad existe más allá de todas las circunstancias». Por ello convocó a todas las personas a «defender la dignidad humana en cada contexto cultural y en cada momento de la existencia humana, independientemente de las deficiencias físicas, psicológicas, sociales o incluso morales». «La dignidad de una persona está inalienablemente basada en su propio ser, que prevalece en y más allá de cada circunstancia, estado o situación que la persona pueda enfrentar», dijo el Papa. 

En la última sección, Dignitas Infinita analiza algunas de las «graves violaciones de la dignidad humana» de nuestro mundo: pobreza, guerra, migración, trata de personas, abuso sexual, violencia contra las mujeres, aborto, maternidad subrogada, eutanasia, marginación de personas con discapacidad, teoría de género, cambio de sexo y violencia digital. Si bien son los tres últimos temas los que probablemente acapararán los titulares de los mass media,  Dignitas Infinita  se centra en la desigualdad de medios. Citando a Juan Pablo II, afirma: «Una de las mayores injusticias del mundo contemporáneo consiste precisamente en esto: que los que poseen mucho son relativamente pocos y los que no poseen casi nada son muchos. Es la injusticia de la mala distribución de los bienes y servicios originalmente destinados a todos.»

Al tratar el tema del aborto, el documento, esta vez citando al Papa Francisco, dice: «La dignidad de todo ser humano tiene un carácter intrínseco y es válida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural». La subrogación, cuando las mujeres dan a luz un hijo para otra persona, a menudo a cambio de una remuneración, es «una grave violación de la dignidad de la mujer y del niño», dice la declaración. Dudo que las personas que lo practican lo vean así, pero no se puede negar que algunas mujeres se ven obligadas a ser madres sustitutas debido a su situación de pobreza. Por otra parte, si bien el documento condena la eutanasia y el suicidio asistido, apoya el alivio del dolor, los cuidados paliativos y evitar tratamientos agresivos o procedimientos médicos desproporcionados.

La teoría de género y el cambio de sexo fueron los temas más esperados de la declaración. Comienza reafirmando la enseñanza del Papa Francisco en  Amoris Laetitia, que dice: «toda persona, independientemente de su orientación sexual, debe ser respetada en su dignidad y tratada con consideración, mientras que debe evitarse cuidadosamente todo signo de discriminación injusta, particularmente cualquier forma de agresión y violencia.» Sin embargo,  Dignitas Infinita  reitera la preocupación del Papa por la teoría de género, porque es «extremadamente peligrosa ya que anula las diferencias en su pretensión de hacer a todos iguales». Nuevamente, citando al Papa Francisco, esta ideología «concibe una sociedad sin diferencias sexuales, eliminando así la base antropológica de la familia... Es necesario enfatizar que el sexo biológico y el papel sociocultural del sexo (género) pueden distinguirse entre sí, pero no separados.» El documento también se opone al cambio de sexo, que «corre el riesgo de amenazar la dignidad única que la persona ha recibido desde el momento de la concepción». 

Aunque el documento reconoce que las tecnologías digitales pueden promover la dignidad humana, la declaración dedica buena parte de su tiempo a advertir sobre las posibilidades de noticias falsas, calumnias, ciber-acoso, soledad, manipulación, explotación, violencia y «el riesgo de adicción, aislamiento y pérdida gradual de contacto con la realidad concreta, bloqueando el desarrollo de auténticas relaciones interpersonales.»

Dignitas Infinita  probablemente no convenza a nadie que no esté de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia,  pero es un excelente resumen de las enseñanzas papales sobre los temas tratados. Además, cabría decir que «desde el inicio de su misión e impulsada por el Evangelio, la Iglesia se ha esforzado por afirmar la libertad humana y promover los derechos de todos los hombres».

Para terminar quiero añadir: primero, que mi reflexión no exime a nadie interesado en estos temas de una lectura reposada del documento; segundo, que me hubiese gustado que esta declaración, poniendo en práctica un poco de sinodalidad, hubiera reconocido la buena voluntad de quienes no están de acuerdo y hubiera fomentado el diálogo; y finalmente, que si yo escribo sobre temas que considero de actualidad, no es para meter el dedo en el ojo de nadie y molestar, sino para poner el dedo en la llaga, señalar donde está el mal y tratar de buscar entre todos una solución a dichos problemas. 

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