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TRIBUNA

Ángel Almanza Pérez
Ingeniero técnico agrícola

¿Cuántos muertos hacen falta para la diplomacia?

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Considero que no nos debe extrañar que Putin y gran parte de los rusos, que conocen su historia mejor que nosotros (y la de Ucrania, que fue durante siglos la suya), sintieran que lo que pretendía la Otan en estas últimas décadas era arrinconarlos y humillarlos y que Ucrania iba a colaborar en ello incorporándose a la Alianza.

Las humillaciones pueden crear monstruos. Recordemos la humillación del tratado de Versalles a Alemania, que engendró, en gran medida, a Hitler y a los votantes que le auparon al poder.

Respecto al bloqueo de cuentas y diversas propiedades de oligarcas rusos, Occidente muestra una gran hipocresía; antes su dinero le venía bien a la City londinense y a otros países, entre ellos España; ahora resulta que todos los oligarcas son amigos de Putin y su dinero, antes blanco, ahora es más negro que el carbón.

El presidente lituano declaró que se sobrepasarán las líneas rojas que hagan falta para derrotar a Putin; cuidado, no juguemos a sobrepasar líneas rojas con ese. Actualmente el mensaje belicoso (y peligroso) de los líderes internacionales casi al unísono, más los del este, es: apoyo hasta el final a Ucrania, hay que armarse, Rusia es expansionista, Putin puede atacar otro país; ¿después de lo escaldado que estará con lo de Ucrania? ¿Atacar un país de la Otan, que puede ser España con un misil balístico según la sargenta, perdón ministra, Robles? Por favor que nos vendan de otra manera el aumento del presupuesto militar, sin duda necesario para depender menos del Tío Sam.

Citados pues los perdedores, el ganador creo que está claro: Estados Unidos. Los miles de millones de dólares en ayuda militar, tanto en material como en instructores, tecnología bélica (información de satélites sobre posiciones o comunicaciones entre el ejército ruso etc.) que facilita a Ucrania, lo resarcirá con creces:

1) Eliminando de la «1ª división» del espacio geopolítico mundial a Rusia, pasándola a 2ª; quedarán EE UU y China en 1ª. En África, no obstante sigue su influencia.

2) En prestigio militar, pues la guerra está demostrando la superioridad de su material sobre el ruso.

3) En dinero contante y sonante con el incremento de la venta de material militar sofisticado a otros países en general y a los de la Otan en particular que no llegamos al 2% del PIB en gasto militar (lo que no logró Trump lo consigue su «amigo» Putin). Por lo pronto Alemania ya le ha encargado varias decenas de aviones F-16, Turquía otros 40, Grecia 30 F-35 y otros países diverso armamento.

4) En el dominio geoestratégico, pues ingresan en la Otan Finlandia y Suecia. Putin, pretendiendo alejarla de su país ha conseguido lo contrario.

5) Con el aumento de sus exportaciones de petróleo y gas a Europa procedentes del contaminante «fracking», para sustituir al petróleo y gas rusos, más baratos. Recordemos la presión ejercida estos años sobre Alemania para que no se construyera el gaseoducto Nord Stream 2 desde Rusia. Había que reducir la competitividad germana, y la europea.

Ganadores secundarios son, obviamente, Maduro, Irán y Corea del Norte.

Sobre esta invasión la prensa publicó en 2022 un artículo de la embajadora de estados Unidos en España manifestando que «…los ataques no provocados contra estados soberanos e independientes no quedarán sin respuesta y tendrán un precio muy alto». Bien. Pero, ¿y que precio pagó Estados Unidos por la injustificada invasión de Irak (en nombre de la democracia y la libertad) por el control de su petróleo?

El precio lo pagó Irak con mas de 400.000 muertos entre militares y civiles, según todas las fuentes, con sus infraestructuras destruidas y quedando hecho una piltrafa y así continúa. Por cierto, también Ucrania envió a esta guerra varios batallones.

No hablemos de Libia, que quedo destrozada y dividida desde la intervención de la Otan.

EE UU no es el adecuado para dar lecciones de ética militar.

Esta guerra embridada (de momento) me está pareciendo a la I Mundial con su estabilización de frentes y suma muertos. Con ambos dirigentes viéndose ganador, cabe preguntarse cual está dispuesto a soportar mejor las bajas. Sabemos que Putin no tiene escrúpulos para ello.

¿Y Zelenski? Estimo que ninguno va ser pleno ganador en el campo de batalla, pero mientras tanto las fábricas de armamento hacen su agosto.

Un aparte; la chispa de las protestas del agro ¿cual fue?; simplificando, esta guerra, la subida del precio de fertilizantes con ella y la entrada del grano y girasol ucranianos sin aranceles en la Unión.

Con las noticias de la guerra nos enteramos, mira tu por donde, que teníamos parte de los tanques Leopard «en estado absolutamente lamentable» desde 2012, según la ministra Robles. A ver si resulta que estamos dando a Ucrania lo que no tenemos y nuestro ejército es poco más que una ONG, sin dudar por mi parte, eso sí, de la valentía y profesionalidad de nuestros/as soldados/as.

Nuestro enemigo potencial no es Rusia, sino que lo tenemos al sur y dudo mucho que la Otan se implique en caso necesario.

Colofón: comparto las recientes declaraciones del papa Francisco, tan denostadas por muchos, a fin de parar ya la carnicería. ¿Cuantos muertos se precisan, previos a la inevitable diplomacia? ¿También españoles?

Citados los perdedores, el ganador creo que está claro: Estados Unidos. Los miles de millones de dólares en ayuda militar, tanto en material como en instructores, tecnología bélica que facilita a Ucrania, lo resarcirá con creces
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