TRIBUNA
Las perlas y las jaurías
H ay dos personajes en este Gobierno que no nos parece que son para ponerlos en un escaparate. Como si fuera en la calle de los escaparates de Ámsterdam, pero de otra forma. Por supuesto, son más importantes estos seres por lo que significan como personajes que como sus propias personas. Eso se suele dar mucho en política. En casos aislados, también fuera de la política.
Claro que lo han adivinado ustedes. Se trata del ministro Bolaños y el fiscal general del Estado, sr. García Ortiz.
Una vez más el refranero español da pruebas, demuestra, que su capacidad de decir verdades con versos o con frases sencillas, es verdaderamente inmensa. Uno de esos refranes dice «Dios los cría y ellos se juntan». No hace falta decir más.
El espectáculo del fiscal general no se puede entender si no es conociendo sus antecedentes profesionales, su forma de actuar y su servilismo al presidente mentiroso igual que a su benefactora la famosa Dolores Delgado, con la que logró construir una trapacería para ser nombrado fiscal general. Y ella, Dolores, también beneficiada en la operación.
Y el mundo de la calle desayunándose aquellos días con noticias de este calibre. Noticias que eran conocidas por los ciudadanos gracias a periodistas de un nivel fantástico, como muchos que tenemos en España. También tenemos de los que no tienen tanto nivel y que, desconozco por qué, siempre están junto al poder.
Este fiscal pensaba que todo el monte era orégano, pero no se daba cuenta que los montes tienen su corazoncito y también quieren exponer sus creencias y su forma de gestionar. Pero él a eso, ya digo no le hace ni puto caso menudo es él. No se conoce un fiscal que tenga menos adeptos y que cuente con menos apoyos dentro de su carrera. Pero este fiscal lo que tenía era una amiga, Dolores Delgado, y eso condiciona tela marinera. En cualquier caso, ahora anda de nuevo con problemas que, a juzgar por sus apariciones en los papeles, no le dejan tiempo para fiscalizar ni para nada. Una verdadera perla en bruto,
Él hace caso omiso a todo lo que no le viene bien y así va tirando. Claro que de qué manera. Le recomendaría un asesor de imagen que le borrase la que tiene actualmente. Se asemeja a la de un portero de un gran hotel y eso, para todo un fiscal general, pues mire usted, no.
El otro personaje que traigo a mi tribuna de hoy es el ínclito ministro Bolaños. Este es un personaje con todas las letras. Le da lo mismo todo, ocho que ochenta. Todo es a beneficio de inventario. Él se fija un camino, una defensa, una teoría, las hace suyas y las defiende allá donde esté y con quien esté. Él va lo suyo.
Sus intervenciones son variadas y creadas con lo que antiguamente se llamaba «mala baba». No le importa, claro está, el qué dirán. Sin embargo, le importa no mucho, muchísimo lo que dirá su señorito. Eso, antes que nada.
Bueno, pues este personaje hace un par de días con motivo de la famosa carta que escribió el presidente mentiroso, antes de retirarse a pensar (¿?) y la protesta lógica que hacía y sigue haciendo la gente que no es del PSOE, este personaje, digo, osó decir que le parecía increíble las protestas que venían de la jauría que se notaba la categoría de quien protestaba (dijo la sartén al cazo). Pero vamos a ver, seño Bolaños; ¿de verdad usted cree que a la gente que este fin de semana protestaba contra la actuación del presidente mentiroso, se le puede llamar jauría?
¿Cómo llamaría usted entonces al ministro Oscar Puente cuando hace declaraciones de todo punto machistas y chulescas con el único fin de salvar el prestigio del presidente que les nombró a ustedes dos? Para usted y para el ministro Puente todo lo que ocurre en nuestro país es culpa del PP y más concretamente del Sr. Feijóo. ¡Qué fijación, por favor!
Sigo proclamando que tipos así son verdaderos personajes. Donde vayan necesitan ser el foco y eso les hace felices. No compiten para ganar, lo hacen para intentar destruir al adversario que para ellos es enemigo y así, Sr. Bolaños, no vamos a ninguna parte