Diario de León

TRIBUNA

FRANCISCO J. LÓPEZ RODRÍGUEZ
Profesor jubilado de FP

El abuelo y la diosa Vestal

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Recientemente ha surgido una noticia que fue explosiva, comentada y que ya tiene sus efectos. Resulta que Milei, presidente de Argentina, país hermano, en su visita a Madrid y en sus intervenciones en una convención de Vox en un momento yo no sé si estaba en el guion, se le ocurrió o se salió de él y asestó un golpe y dijo que la toda poderosa mujer, esposa, compañera del menos poderoso presidente del Gobierno, era una corrupta.

La que se armó. Se rasgaron las cortinas del sacro templo monclovita. El ministro de Asuntos Exteriores pidió respeto y que Milei se desdiga, pida perdón, se incline su cabeza, se ponga de rodillas ante la señora del presidente y diga que fue un acto fuera de lugar que lo disculpe y que no puede venir a un país a insultar a los ciudadanos y menos a una autoridad que es la esposa del señor Sánchez Castejón, presidente de la nación española. La diosa esposa del presidente es intocable. Hay aplicarle lo que dice la Constitución sobre el Rey que no es responsable de sus actos y serán responsables las personas que los refrenden. O sea, que la tal Begoña Gómez del intocable presidente puede hacer lo que quiera. Puede viajar cuando quiera en el avión Falcon del Estado para ir a conciertos o para realizar un viaje de placer. Que la ilustre esposa puede hacer negocios con quien quiera. Que la diosa vestal, valiéndose de su estatus personal, puede avalar con su firma. a empresarios para que sean beneficiarios de subvenciones públicas. Que fruto de este aval pudiera ser que haya habido un enriquecimiento ilícito. Es posible. Criticar a una diosa es preludio de grandes desastres. La vestal de la Moncloa es intocable. Por eso, su chacho, queridísimo esposo, ha declarado la guerra por invadir el territorio monclovita y, con todas las armas, saldrán sus soldados a defenderla.

Cuando Óscar Puente dijo que Milei tomaba sustancias nocivas, que se drogaba, ningún miembro del Gobierno salió al paso. Es decir, de Milei, presidente de Argentina podemos decir lo que sea. Pero, de la intocable esposa del presidente de la nación española no podemos decir nada. Es intocable. Es un ser extraterrestre que la llevan en volandas para que no se contamine de los malvados terrícolas. ¿Quién se manifestó o qué acciones se tomaron para resarcir al presidente argentino de tal acusación? Nadie del Gobierno. Pero como era la señora del todo poderosos emperador de la Moncloa de quien dependen todos los súbditos y si no están al lado del jefe pueden caer en desgracia, hay que salir en tromba a defender a la diosa que ocupa el templo monclovita.

El Estado y la Democracia somos yo y mi mujer. Hemos elevado a la intocable esposa, a la categoría vestal. Sí, al nivel de esas vírgenes que debían de mantener siempre encendida la llama del templo. Eran puras y castas y, si te miraba una vestal, era un maleficio. Tenían que custodiar el fuego sagrado del templo. El fuego simbolizaba el hogar de todos los romanos, es decir, la ciudad y el estado, y se creía que si este se apagaba era el preludio de una gran desgracia.

La realidad es que un asunto particular se convierte en un asunto de Estado. La señora del presidente es una representante en la tierra de la nación española. Es intocable. Es una virgen vestal. Puede hacer lo que le plazca. Si alguien la mira, caerá sobre él la maldición vestal. Si algún juez la acusa, será el preludio de grandes desgracias. Sí, Begoña Gómez la poderosa Vesta, que protege el templo de su amado esposo, es la mujer que no se puede tocar. Es perfecta. Una Vesta no puede cometer errores. Es casta, pura, intangible, no ha cometido ningún delito ya que se le ha encargado velar por el templo vestal. Nadie la puede acusar. Que no ha sido intermediaria para conceder subvenciones a quien le plazca que no ha negociado con nadie. Que todas las acusaciones son falsas ya que como virgen vestal es inmaculada.

No sé en qué quedará la acusación a la amadísima virgen vestal sanchista. Puede ser que, en nada, porque ya sabemos lo que dijo el amado esposo cuando le preguntaron de quien depende el fiscal del Estado: del Gobierno. Luego, queridísima Vesta, seguirás protegiendo el templo porque eres virgen e inmaculada y en ti no cabe defecto alguno por eso te han nombrado Vesta del Palacio de la Moncloa. Serás absuelta.

Otro caso no menos grotesco es el del abuelo del mejor presidente, que jodió España, un tal José Luis, por apellido, Rodríguez Zapatero, que elevó a la categoría de Estado la muerte de su abuelo, promulgando una Ley de Memoria Histórica que debe resarcirle de la muerte violenta. Toda la política ha girado y gira en torno a su amado yayo. España debe rendirse a sus pies porque mi abuelo cayó derramando su sangre en pro de la libertad, por España, por la II República, por el Frente Popular, formado por comunistas, socialistas revolucionarios, por los milicianos que mataron, vejaron, y violaron a cientos de religiosas y torturaron a miles de religiosos y seglares por ser católicos. Sí, Zapatero, expresidente, tu abuelo fue una persona que fusilaron, sin sentido, pero los muertos del otro bando ¿tenían sentido? No eran personas, eran seres extraterrestres que llegaron a la tierra y como enemigos fueron arrojados al zoo de Madrid para alimento de las fieras.

La Historia es para todos y no se narra para unos pocos. Como he dicho en mi artículo anterior, ¿quiénes eran los buenos y los malos en la II República? Los milicianos que eran dirigidos por Largo Caballero e Indalecio Prieto no eran buenos. Eran unos criminales.

La mujer de César no sólo debe ser honrada; además, debe parecerlo. Amadísimo esposo, tú que compartes alcoba, cama y almohada, tú sabrás como es tu amada esposa, si es honrada y lo parece o si de lo contrario no es honrada y aparenta serlo.

Y tú, expresidente Zapatero que alcanzaste el poder por un atentado que ocasionó doscientos muertos y centenares de víctimas ya que, de no ser así, nunca habrías alcanzado el Palacio monclovita, es legítimo que rindas culto a tú abuelo. Los creyentes recuerdan a los desaparecidos con oraciones, los no creyentes promulgan una Ley para agasajar a los muertos. Tu abuelo es un asunto privado y el de la esposa del presidente, también y, como tal, dedícale todos las oraciones y alabanzas que quieras, pero no a nivel de estado. Y tú, presidente, a tu queridísima esposa, si ha cometido fechorías, sea juzgada como todo delincuente por los tribunales y, si es inocente, que la absuelvan.

Volviendo a Zapatero, tú no conociste a tu papito. La historia te la han contado a su manera. Tu abuelo pudo ser muy buen español, pero no ha sido un hombre de Estado. Ha muerto por España, por la II República, por el Frente Popular. Cuantos abuelos murieron por España y unos serán recuerdo y otros, no. Pero tú, Zapatero has elevado a tu yayo al pedestal y los demás que murieron, igual o peor que tu abuelo ¿Quién se acuerdo de ellos? Como he dicho puede ser que hayan caído en la panza de los leones y tigres del zoo de Madrid. Estas son las dos Españas. Una, la de Zapatero y su yayo y otra, la de Sánchez y su esposa vestal.

Puede ser que, si la Vesta monclovita salga indemne de este conflicto, su amado esposo, como recompensa de Estado, proponga a la diosa vestal para ser condecorada con el Collar de la Orden de Isabel la Católica por ser una esposa honrada y, a título póstumo, Zapatero condecore a su abuelo con la Medalla de Sufrimiento por la Patria. Todos los demás yayos que cayeron en la guerra no eran patriotas ni españoles ni merecen ser condecorados. Como no tuvieron la oportunidad de que sus nietos fueran presidente del Gobierno nadie se acuerda de ellos ¡Cómo es la política de este país! Un abuelo lo hemos elevado a hombre de estado y a una esposa le damos el privilegio de ser la virgen Vestal, protectora de la llama de La Moncloa. Un abuelo es España y una esposa es la protectora de la patria. Qué ignorantes somos los españoles que adoramos a falsos ídolos.

La realidad es que un asunto particular se convierte en un asunto de Estado. La señora del presidente es una representante en la tierra de la nación española. Es intocable. Es una virgen vestal. Puede hacer lo que le plazca. Si alguien la mira, caerá sobre él la maldición vestal. Si algún juez la acusa, será el preludio de grandes desgracias
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