Soy leonesista
E spaña está viviendo un momento de tensiones territoriales que, en nada, favorecen la convivencia. Estamos en un escenario de ‘interés político’ manifiesto sin tener en cuenta, como sería lo deseable, la realidad social y las necesidades de los ciudadanos.
En este contexto, la Unión del Pueblo Leonés (UPL) decide, con la anuencia del PSOE, presentar su propuesta de autonomía propia para León, Zamora y Salamanca para que sea debatida en el Pleno de la Diputación que se celebra hoy. ¿Es necesario promover una decisión que provoque la polarización de los leoneses? La respuesta es no.
Estos momentos políticos límite exigen que hagamos un ejercicio de responsabilidad en la defensa de la integridad territorial de nuestro país, con un sistema de financiación adecuado y equilibrado que no prime ‘ciertas singularidades’.
¿Somos más o menos leoneses por estar a favor o en contra de una autonomía propia? La respuesta es no. Los leoneses tenemos una trayectoria histórica de la que nos sentimos orgullosos, un acervo que nos identifica, por el que se nos reconoce. Su defensa, eso sí, es ser leonés.
Pero esta protección de lo nuestro no se hace sólo desde unas siglas, ni presentando propuestas de claro ‘oportunismo político’ como la que hoy debatimos en la Diputación. Se hace con un ejercicio de responsabilidad, trabajo, reivindicación, exigencia y compromiso con nuestra tierra.
¿Defender a León y a los leoneses sólo se hace a través de una propuesta de autonomía propia? La respuesta es no. Esta iniciativa que hoy debatimos y votamos lo que busca es etiquetarnos, definir a los que somos ‘leoneses buenos’ y a los que somos ‘leoneses malos’. ¿Y eso es lo que quieren nuestros paisanos? La respuesta es no. Defender a León y a los leoneses es poner en valor nuestra historia, mantener nuestras tradiciones, reivindicar una forma de vida, apostar por el medio rural, garantizar la supervivencia de nuestros pueblos. Hacer un recorrido por nuestras comarcas supone comprobar la enorme diversidad de la provincia, reflejar que existen compromisos compartidos en la defensa de lo propio y en eso, también, es donde radica nuestro patrimonio.
Y en este marco, en la unión de las diversidades, es donde se enriquece León, de la moderna integración de dos territorios históricos, de dos antiguas coronas como León y Castilla, dos regiones diferentes amparadas por nuestro Estatuto de Autonomía y por la Constitución. Somos los encargados de exigir que se trate con dignidad la historia de León y su relevancia en la creación y germen de la nación española, tal y como recoge nuestro himno. No es baladí que sea en esta provincia donde se han desarrollado las Cortes de 1188 que la Unesco reconoce como Cuna del Parlamentarismo. Y ese es un valor que debemos subrayar.
Desde ahí, ejerzo de leonés en la defensa de lo nuestro, en dar a conocer lo que nos identifica y poner en valor nuestra forma de ser, dentro y fuera de nuestro territorio, un “leonesismo útil” que trasciende los mensajes populistas, las propuestas oportunistas y los lenguajes excluyentes.
Y me considero leonesista porque soy reivindicativo con las administraciones públicas para exigir las infraestructuras que la provincia demanda. Y soy leonesista para buscar y reclamar proyectos de futuro que nos permitan atravesar el ‘desierto’ dejado por el cierre de la minería y las centrales térmicas. Y soy leonesista para defender servicios de calidad para nuestros paisanos que nos permitan frenar la despoblación y plantear oportunidades para nuestros jóvenes y evitar que su primera opción sea irse. Y soy leonesista porque quiero que León sea un proyecto vital para cada uno de los leoneses, donde haya oportunidades, servicios, empleo, en definitiva, futuro. ¡Y eso no es ‘patrimonio exclusivo’ de los que defienden una autonomía propia! Y soy leonesista porque quiero dejar a mis hijos un mejor pueblo, Almanza, una mejor tierra, León, y un mejor país, España, donde puedan vivir.