TRIBUNA
¡Somos la vergüenza del mundo!
Tiene toda la razón, y se queda corto, Vicente Vallés, cuando al comentar lo que le ocurre a nuestro país, a España, su diagnóstico es que somos la vergüenza del mundo. Cuatro palabras que tienen el valor de más de cuatro mil. Es de todo punto incomprensible el ya manoseado asunto, pero con razón, de la esposa del presidente Sánchez. ¡Qué vergüenza!
Y mientras tanto nada ocurre que suponga, aunque sea un inicio de arreglo para este vergonzoso caso. Dice, nada menos que el ministro de Justicia con relación al caso, que no hay nada, de nada, de nada. Vamos de ridículo en ridículo. Esta señora es citada un día concreto a una hora concreta en el juzgado y aunque ella acude a la cita, la cita se va al traste porque se dice que ella, la señora, no había recibido la última citación y se necesitaba estudiar el recurso. Volverá a haber nueva cita, será para dentro de dos semanas.
Pero el ridículo ya está hecho.
La gente de la calle, el pueblo soberano, se llevó las manos a la cabeza cuando se conoció el exagerado operativo de seguridad puesto en marcha para la visita de la señora a los juzgados. Ni el presidente de EE.UU tiene esos niveles de seguridad. Pero, claro, ¿Quién es el presidente de EE.UU. comparado con la señora de Sánchez?
¿Se iba a atentar contra ella o así? Daba esa impresión. ¿No podía la señora ir al juzgado caminando como todo hijo de vecino? ¿Qué le hace a ella distinta?
¿Cómo fueron al juzgado en Barcelona Iñaqui Urdangarín y su mujer la Infanta Cristina? ¿Protegidos por más de veinte coches de policía y más de trecientos policías de uniforme y quién sabe cuantos camuflados como civiles, como así ha sido protegida la señora catedrática? Solo faltaban franco tiradores en los tejados.
No merece España vivir lo que está viviendo, pero este es un argumento ya degastado por la poquísima atención que el Gobierno presta a este y a otros asuntos.
Esta catedrática venida a más está siendo un tema para debatir debido, precisamente por incurrir en acciones que nada tienen que ver con una cátedra. Pero así somos nosotros. Más chulos que un ocho, siempre que tengamos el poder. Cuando se trata de arreglar cosas desde la oposición sin apoyo ninguno ni diálogo alguno con el Gobierno, la situación cambia radicalmente y aun teniendo la razón, poquísimas veces por no decir ninguna, se le es reconocida. Aparece el rodillo del Gobierno y adláteres y viene la asfixia. Qué bien y que limpio todo.
España tiene un Gobierno que no se merece y un pueblo con un mérito fuera de toda duda. A pesar de las presiones, de las mentiras, de lo chanchullos y de las maniobras en la oscuridad que este pueblo magnifico soporta, siempre mantiene la esperanza y defiende dando la cara, que las cosas deben ser hechas con sentido común y con seriedad. Empresa durísima de llevar a cabo, por la idiosincrasia del pueblo español, pero empresa que el ciudadano que forma parte de ese pueblo quiere conquistar y mantener a toda costa.
Existe en la calle la sensación de que España anda un poco atascada en cuanto a poner en marcha mecanismos que arreglen los innumerables problemas que tenemos por resolver. Y, siempre detrás de cualquier conflicto que aparezca de repente, siempre está detrás el presidente mentiroso, para echar la culpa al PP, a Fejóo, o simplemente a la derecha que no pronuncia ese nombre si no va unido al de ultraderecha. Esas son sus principales armas que ha transmitido a su banda y, naturalmente no utilizan otra cosa que lo dicho por el jefe.
Queda ahí atrás, aunque saldrá a la palestra tarde o temprano la inquietante situación del hermano de presidente mentiroso. Él, el presidente, tiene que resolver primero lo de su esposa. Más tarde acudirá en ayuda de su hermano que, como pueden ustedes suponer no ha hecho nada por lo que pueda ser imputado. Todo, como digo es culpa del PP, de Feijóo o de la extrema derecha, con la derecha.
Y, mientras todo esto ocurre, en Andalucía se está trabajando en dar solución al mayor caso de corrupción de la democracia española. Uno de los condenados que tenía cáncer parece que ya no lo tiene. El otro condenado que estaba inhabilitado para muchos años, ahora, por arte de magia, esa inhabilitación se va a reducir de forma notable, y aquí no ha pasado nada.
Pero el presidente mentiroso y sus ministros y ministras, lacayos y lacayas van a argumentar lo mismo. La mayor corrupción es del PP. Y se quedan tan tranquilos. No les aumentan las pulsaciones.
Con todo esto y mucho más que no conocemos pero que conoceremos, ¿cómo se va a definir la situación actual de España?
Vicente Vallés ha dado la respuesta.