Diario de León

TRIBUNA

ISIDRO GARCÍA GETINO. Psicopedagogo

Despotismo desilustrado

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Aquel Despotismo Ilustrado de otro siglo, si lo comparamos con el sanchismo desilustrado de nuestra querida destrozada España, resultaba aquel una finísima y digna democracia. Aquí nos han metido en las cotas más burdas del despotismo cínico, la impudicia y la tiranía política, todo desilustrado.

Una muestra reciente, entre miles de muestras, la tenemos en esto que un alto dirigente sanchista dijo: »Cualquier medida que tome el gobierno, siempre será constitucional», y el tío lo decía convencido, sin duda de su absoluta ignorancia política, razón por la cual es un alto cargo; su descoloque, su pedantería y su elevado puesto son plenamente compatibles aquí ahora, puesto que le queda muy grande y a él le hace liliputiense.

Pero ésto, que no es más que uno de los miles, o millones de hechos, dichos, leyes, decretos. mítines y chorradas del sanchismo, sobrepasan en gran medida no sólo al despotismo —en este caso totalmente desilustrado —; también sobrepasa al fascismo, al nepotismo, incluso al madurismo; se sitúa más o menos al nivel nor-coreanismo. Es curioso, o mejor sorprendente y demencial, contemplar cómo a este déspota desilustrado le siguen votando algunos millones de españoles, chupones muchos y estúpidos muchísimos más.

Pedro Sánchez ha puesto a España en dos esferas a distancia sideral, tan antagónicas que nada tienen en común, ni siquiera la consideración de nacionalidad, tampoco de raza, ni de cultura, va erradicando la común cultura y tradición, ha destruído la común historia desde mediados del pasado siglo, y la convivencia es cada día más precaria, la violencia se multiplica y hace surgir los odios más ancestrales al levantar un muro más real que si fuese de hormigón reforzado y altura estelar.

¿Se ha planteado Pedro Sánchez y su horda que hay millones de españoles que se ganan honradamente la vida? ¡Imposible! Desde la total deshonra en la que se mueven, viven y respiran, no es visible, ni siquiera imaginable para ellos la vida honrada de esos ciudadanos; como no es visible para ellos todo lo que sucede en la sociedad española:

— No es visible la familia, millones de ellas, que se ven despreciadas, olvidadas y saqueadas.

— No es visible la pésima educación y enseñanza que establece su sistema, por suerte ignorado por multitud de profesionales.

— No es visible el crecimiento imparable de pobres en España, ya sólo quedan dos países en Europa que nos superan; lo mismo que son incapaces de ver y agradecer la inmensa labor de ayuda que prestan asociaciones, especialmente cristianas y en particular Cáritas, por doquier.

— No les es visible el daño inmenso que están haciendo a los niños con la ideología de género que imponen por todas partes y de todas formas. Utilizan miserablemente a los niños para sus perversos fines tales como malcriar sumisos vasallos, débiles trans y fáciles víctimas para la pederastia en auge imparable.

— No quieren ver la deuda impagable que tendrán que pagar generaciones venideras que sufrirán mucho más que el gozo de esta jauría que hoy disfruta a su costa.

— Y no es visible para Pedro Sánchez y la horda, su total ausencia de escrúpulos morales, éticos y hasta físicos; sus alianzas destructivas para España, su pérfido sometimiento a la pinza creada por Pedro Sánchez que nos maneja y nos exprime; la pinza Marruecos — Bruselas, el «emperador» marroquí y el miserias Puigdemont.

Pero tampoco quieren que veamos su torpeza defendiendo a Maduro y tratando de imitarle, al igual que tratan de imitar a todos los payasos que gobiernan la decadencia de sus países, en vez de imitar a gobernantes con criterio, con sabiduría, con patriotismo y con sentido del bien común.

Para Pedro Sánchez y su horda el bien común consiste en destruir todo cuanto tiene valor pero que no le da los honores que él reclama. Ejemplos a millares, pero basten dos de máxima actualidad: El Valle de los Caídos y la institución monárquica.

Y ya que citamos instituciones; ahí sí que se ceba el tal Pedro Sánchez; se ha dedicado a colonizar (acción propia del siglo XVIII) todas las instituciones del Estado. Van ya más de 35 instituciones invadidas, tanto públicas como semiprivadas. O sea, todas a su propio beneficio, el de sus secuaces, sus comprados, sus amiguetes de la calaña más astuta y más depredadora que jamás se ha visto.

Nada por el pueblo y todo contra el pueblo. Tal es, en la práctica, la consigna de acción gubernativa de este despotismo sanchista, que es mucho más y mucho peor que despotismo pues es carente de toda ilustración, de toda cultura, de todo lo positivo que en la historia ha existido; sólo parecido al norcoreano, seguidor del maduro y a las órdenes de la pinza Marruecos-Puigdemont.

Es de absoluta estupidez no darse cuenta de la diferencia que existe en la calle, en toda España: La gente, el pueblo noble y sabio aplaude y vitoréa al Rey, al Emérito, a Dña. Sofía, a la Guardia Civil, a la Legión y al ejército, también a Milei. Por contra, los silbidos, abucheos e insultos permanentes están reservados para Pedro Sánchez cada vez que pisa la calle o lugares públicos. ¿Por qué será?

«Nada perturba tanto la vida humana como la ignorancia del bien y del mal» (Cicerón). Para Pedro Sánchez Cicerón era tonto.

Esa es nuestra palmaria realidad, sólo la calle y las denuncias nos pueden liberar. O bien la rebelión. Nuestra libertad ya muy condicionada, está en total peligro con este presidente y su gobierno.

¿Se ha planteado Sánchez y su horda que hay millones de españoles que se ganan honradamente la vida? ¡Imposible!
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