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TRIBUNA

Juan Miguel Fernández. Profesor

Comunidad asturleonesa

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Puede parecer disparatado pensar que nuestros nietos o bisnietos verán un día una Comunidad Autónoma Leonesa encajada en la Constitución Española, o puede que se forme juntando las provincias de León, Zamora y Salamanca, o tal vez sea en unión con Asturias. También era disparatado para nuestros abuelos o bisabuelos pensar en una división territorial de España como la actual, ellos que vivieron bajo el régimen de Franco donde el término autonomía no aparecía el diccionario de la época.

Han pasado un montón de años cuando, aquellos que luego se llamaron Padres de la Constitución, se enfrentaron a un mapa de España y dieron forma a una nueva organización territorial de donde surgió el estado de las autonomías. Eran hombres de variada procedencia y de distintas tendencias, y eran solo hombre porque entonces las mujeres estaban en una escala social inferior.

Dividir España en Comunidades Autónomas no fue una operación fácil y visto desde el momento actual se puede decir que se hizo de la mejor forma posible teniendo en cuenta de donde se procedía. Y se procedía de un territorio dividido en provincias y regiones. Entonces, por poner algunos ejemplos, Santander pertenecía a la región de Castilla la Vieja y los asturianos pertenecíamos a la provincia de Oviedo.

Algunos territorios, como Euskadi o Cataluña, con sus respectivas historias y más reivindicativos que otros, eras firmes y primeros candidatos a disfrutar de altos niveles de autogobierno. En esa primera división se incorpora también a Galicia, más para hacer comparsa y para que no apareciesen los catalanes y vascos en un rango excepcional. Luego aparecen un segundo grupo de comunidades que por arraigo y por geografía eran fácil de delimitar, son los casos de Andalucía, Aragón o Asturias, entre otras. Algunas provincias eran de de difícil encaje. A Madrid y a Cantabria se les otorgó la categoría de Comunidad Autónoma para solucionar su particular situación. Y a León se le incluyó en la nueva Castilla y León. Desde entonces los leoneses se sienten incómodos por su dependencia de Valladolid y periódicamente se oyen voces, más o menos sonoras, que demandan la autonomía propia. La fuerza de UPL, sin llegar a ser mayoritaria, tiene su implantación y su repercusión.

La declaración de la Diputación de León y las manifestaciones del alcalde de la ciudad o de Zapatero tienen su importancia, aunque la ciudadanía esté a sus cosas y les preocupe más su día a día que aventurar un futuro de León formando parte de la comunidad autónoma actual u de otra que surgiese.

Es probable que pasado un tiempo se olvidará esta erupción actual o puede que se extienda la idea y llegue el momento de abordar la cuestión en serio. Ahora mismo el PSOE se pone de lado y el PP se pone de espaldas, pero si la presión ciudadana se extiende deberán coger el toro por los cuernos.

El alcalde de León, seguro que intencionadamente sacó a colación a Asturias y en Asturias las reacciones habidas fueron frías y escurridizas. Según nos recuerdan los expertos historiadores la comunión entre Asturias y León es firme pese a la barrera que siempre supuso la Cordillera. Gustan los asturianos de veranear en León y a los leoneses les atrae la brisa de la costa asturiana y entrambas ha habido siempre una convivencia estrecha.

Es aventurado pensar que Asturias se implique en el resurgimiento del Reino Asturleonés, pero no se puede desterrar. La tierra asturiana siempre fue propicia para engendrar movimientos que con el tiempo tuvieron sus consecuencias históricas. Así que, tiempo al tiempo.