Diario de León

TRIBUNA

BOUZA POL escritor

Casi todo está envenenado

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En la viña, en la huerta, en el soto, cuando me pinchaba un escambrón o una zarza, el remedio inmediato era apretar la pequeña herida para que sangrara y desinfectarla con un chorro de vino de la bota. Yo, como casi todos los hijos de labradores, tenía buena «encarnadura», y el problemilla «doloroso» desaparecía pronto. Ahora, todo está tan contaminado que el veneno incluso llega a los arbustos silvestres de los terrenos que están vírgenes, a «poula», sin trabajar, de tal manera que si al coger unas moras lo hago con poco tiento, la heridita superficial se convertirá en un suplicio que soltará pus y tardará más de una semana en desaparecer.

Entonces, trabajando en el campo, limpio, sin herbicidas ni pesticidas, no usábamos guantes de piel o cuero, y las manos tenían callos. Ahora, cualquier pinchacito nos envenena la sangre y nos atormenta.

Mi padre, a pesar de su natural optimismo e ilusión, a veces lamentaba que su querido hijo «sufriera» en la contaminada Madrid (ciudad en la que él había estado nueve años). Era tan amante de Villafranca, tan defensor del sano y buen vivir, que no paraba de alabar la tranquilidad, la concordia vecinal, el buen oxígeno, la abundante y limpia agua para el consumo de casa y el riego.

Desgraciadamente, ahora, cuando llueve mucho, el agua de Villafranca no sirve para beber, ni cocinar, ni lavar, pues no hay filtros y sale barrosa. María Carro, en Diario de León, el 2-3-24, informa: «Dos mil vecinos de Villafranca se quedan sin agua. La inspección sanitaria ha declarado el agua no apta para el consumo debido a su turbidez y el Ayuntamiento se ha visto obligado a montar un operativo de urgencia para repartir botellas y bidones». Sin embargo, ¡vaya contraste!, el agua de Madrid sí es muy buena, también la de León, y al consumidor le cuesta menos.

Hace años, propuse que el Ayuntamiento solicitara una captación de agua en el río Valcarcel, cerca del límite con el municipio de Trabadelo, más o menos a unos dos kilómetros de Villafranca, pues con el único abastecimiento que tenemos en el Burbia, cada verano se corre el riesgo de no poder satisfacer toda la demanda. Es evidente que no disponer de agua saludable y abundante frena la inversión y el crecimiento.

En noviembre-diciembre de 1989 supimos que sin agua no había presente ni futuro, por eso luchamos contra el trasvase que pretendía Endesa, y ganamos. Pero aquel espíritu de unidad y de orgullo parece que ha desaparecido. El Burbia tiene, y tendrá, cada vez menos caudal en verano, y hace falta una nueva captación o, tal vez, un pequeño embalse más arriba de Puente de Rey, a la cota o altitud suficiente que permita llegar el agua a las zonas más altas de la villa sin necesidad de ser bombeada, elevada, con motor eléctrico que consume, encarece, contamina y exige ser renovado cada cierto tiempo. Así, con un pequeño embalse, tendríamos garantizada una reserva de agua suficiente para ir soltándola en los meses de agosto, septiembre y octubre, que es cuando el Burbia baja muy menguado y peligra el abastecimiento.

Es contaminante, pesado, caro y triste estar condenados a seguir consumiendo agua embotellada, pues el agua de la «traída» no está bien depurada, y las antaño famosas fuentes de Cubero, de la Libertad, de Marta, de Quintano han desaparecido o hace años que tienen puesto un cartel que dice: «Agua no tratada, prohibido el consumo».

¿Puede haber buen futuro, desarrollo, empleo y progreso en una hermosa y vieja villa del norte de España, de la zona húmeda, llena de grandes monumentos, historia, atractivos paisajes, si falta el agua?

Bares, restaurantes, hoteles, ni siquiera podrán dar gratis un vaso de agua del grifo, como dicta la ley. Los bodegueros necesitan agua limpia, sana, y las dos vacas de granito tallado que hay en el monumento al gran Norberto Beberide corren el riesgo de quedar secas, y nuestra hermosa «meona» también.

El Ayuntamiento tiene la obligación inexcusable de dar soluciones. Y si el problema es la falta de filtros cuya instalación supondría invertir (no gastar) seiscientos mil euros, que no tiene, entonces que acuda a la Diputación, que le sobra dinero (remanentes), a la Junta, que lo gasta en festejos, al Gobierno que regala miles de millones a los ricos delincuentes separatistas que lo mantienen en el poder.

Se fumiga veneno con las maquinas de «sulfatar» y con las lenguas viperinas. Así se maltratada la tierra, el agua, el aire, la convivencia.

Somos muchos los que no votamos en nuestro lugar de nacimiento, pero sí contribuimos con el pago de impuestos y compramos en el comercio local incluso sabiendo que todo está más caro que en los supermercados de Ponferrada. Así pues, no deberían olvidar que somos villafranquinos de toda la vida, no turistas.

Nuestros alcaldes, durante demasiados años, cada vez que acometían la reforma de una calle metían en una misma tubería las aguas limpias de la lluvia con las aguas fecales, pues no pensaron que algún día tendrían que ser depuradas. La estación depuradora de Villadepalos está funcionando desde hace diez y siete años, pero nuestras aguas fétidas mezcladas con las limpias siguen vertiéndose en nuestro amado río Burbia a la altura del campo de fútbol de La Ruquela, y Corullón y Toral de los Vados las siguen «disfrutando» en sus playas fluviales de recreo. Aunque en los últimos años se han saneado algunas calles poniendo doble alcantarilla, lo cierto es que el día que nos conecten a la EDAR el pago del recibo de alcantarillado nos va a salir muy caro, pues tendremos que pagar también por la depuración de unas aguas limpias que deberían ir directamente al río.

Los más de tres millones de funcionarios y políticos deberían ser los primeros en demostrar su amor a España, sirviéndola con lealtad y eficacia, sin envenenar la convivencia, ni consentir la corrupción, pues ellos son la columna vertebral, el riego sanguíneo, el soporte democrático que vive del erario.

«De los castillos, palacios, y grandes mansiones señoriales lo que más me interesa son los fantasmas».

«Villafranca es tan hermosa y fotogénica que siempre sale bien, incluso si soy yo el fotógrafo».

Con toda Burbialidad.

¿Puede haber buen futuro, desarrollo, empleo y progreso en una hermosa y vieja villa del norte de España, de la zona húmeda, llena de grandes monumentos, historia, atractivos paisajes, si falta el agua?
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