Diario de León

TRIBUNA

Teresa Ribas Ariño
Médica jubiladaSocia del Grupo de León de la Asociación Federal Derecho a Morir Dignamente

No es eutanasia

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Hace escasos días, se publicó en ese diario un artículo titulado A vueltas con la ley de eutanasia , cuyo autor, José Antonio García Marcos, reflexiona sobre ella tras tres años de la entrada en vigor en nuestro país de la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia (Lore). Tras comparar el arranque de la ley española con la de los Países Bajos, aprobada en 2002, el autor establece relación con el debate de lo que llama «eutanasia en la Alemania nazi», término este que utiliza en diversas ocasiones del escrito y que a mi juicio es totalmente erróneo y torticero.

No he leído ninguno de los dos libros que el Sr. García Marcos ha escrito acerca de lo que denomina eutanasia en Alemania, uno de ellos muy reciente. Sí he leído otros escritos suyos sobre el tema, encontrados en abierto en internet. Tras ello, no me cabe duda de que es un experto en el tema y de que lo trata de manera interesante.

Con lo que estoy en profundo desacuerdo, es en la utilización del término eutanasia para referirse a lo que es eugenesia y asesinato masivo de manual de aquellas personas que el régimen hitleriano perpetró sobre seres inocentes, indefensos, débiles y por tanto considerados escoria social. Eso ¡no! es eutanasia aunque en ello estuvieran involucrados médicos y psiquiatras en uno de los episodios históricamente más vergonzosos de la profesión. Utilizar actualmente el término eutanasia para nombrar aquellos crímenes, choca de manera frontal con lo que significa la buena muerte en la Lore.

La eutanasia, tanto en España como en los países en las que está regulada y legalizada, debe solicitarla el paciente, el cual, además de estar inmerso en unas circunstancias perfectamente explicitadas en una ley muy garantista, va a tener que someterse a un protocolo deliberativo y burocrático además de al control de una Comisión de Evaluación que, como hemos visto en nuestro medio, dificultará en numerosas ocasiones la resolución del proceso. Por tanto, nada que ver con los procedimientos utilizados por un régimen abyecto como el nazi, ni siquiera en la semántica.

Comparto la reflexión final del artículo, en la que se hace eco de las dificultades que tienen muchas personas a las que un sufrimiento insoportable y sin perspectivas de mejora les produce una desgarradora tortura al final de su vida, siendo necesario un abordaje mas sereno y reflexivo, desprovisto de la crispación que nos invade. Se trata de personas dolientes no de un instrumento u artefacto de oposición.

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