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TRIBUNA

Juan Miguel Fernández
Profesor

León riqueza en agua y sol

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No son pocos los residentes en Asturias que, ahora y antes, visitan la provincia de León. Hay quien lo hace esporádicamente o de forma habitual. La relación entre las dos provincias puede surgir por lazos de parentesco o por cuestiones laborales. También existe una fluida comunicación entre sus habitantes exclusivamente por razón de ocio. En todos los casos, cuando se atraviesa la Cordillera, ya sea por el Pajares, por el Huerna o Leitariegos, ya sea por la Variante o por La Perruca la sorpresa está asegurada, en ese momento se levanta el telón y un escenario siempre nuevo aparece ante la mirada del viajero.

Adentrándote en la Meseta un sol radiante te ciega la vista, apenas puedes contemplar el lejano horizonte, la inmensidad de la llanura contrasta con el perfil montañoso de Asturias. La planicie que invade derecha e izquierda del camino, y que en años pasados estaba dominada por el amarillo de los cultivos de secano, hoy está bañada de enormes extensiones de verde intenso. El milagro lo obra cada año la abundancia de agua. Se puede decir que en el Reino de León confluyen en su plenitud aquellos que, desde la antigüedad, se llamaron los cuatro elementos de la naturaleza. Los pantanos y los canales de regadío sortean toda la geografía.

Esa cordillera Cantábrica, que siempre fue una barrera difícil de sortear entre Asturias y León, es un dispensario fabuloso de nieve que luego regará la variedad de cultivos leoneses. La armonía creada por el agua y el sol ha propiciado que ya no sea solo el cultivo de cereal el que se vea, podemos ahora contemplar extensas plantaciones de maíz, de remolacha, de colza, de girasoles o de patatas, lo que da lugar a un paisaje de variedad cromática difícil de igualar. La agricultura es actualmente un sector importante que además lleva aparejado a él un importante rendimiento de otros, como el ganadero o vinícola. Pese a ello algo no funciona del todo bien, pues la población decrece y en los pueblos son los mayores los que mantienen la llama viva.

Hace algunas décadas también surgió en León el fenómeno del turismo y era sobre todo un turismo con origen en Asturias. Para los asturianos la provincia ofrecía un montón de ventajas para hacer atractiva la estancia en ella.

El sol reconfortaba los cuerpos maltrechos de la humedad persistente en el Principado. Se descubrió una gastronomía nueva y el patrimonio histórico reclamó la atención tras largos periodos de olvido. Además, León estaba a un paso y algo muy importante, unos días de ocio en Mansilla de las Mulas, en Hospital de Órbigo, en Valencia de Don Juan o en cualquier otro pueblo de menor impacto, se hacía a unos precios asequibles.

En la actualidad son muchos los lugares donde se está planteando el devenir del turismo. No hay duda de que es, para muchas zonas de España, un sector fundamental de la economía y para otros un complemento nada despreciable.

Pero todo tiene un límite y León ha de mirar la apuesta que hace.

Asturias ya no es la tierra de aquellos mineros que en verano lo invadían todo. Asturianos y no asturianos tienen en la actualidad ante sí una oferta tan variada de propuestas turísticas que la elección de destino ya no es tan simple como cruzar el Pajares.

No hay duda de que es, para muchas zonas de España, el turismo es un sector fundamental de la economía y para otros un complemento nada despreciable. Pero todo tiene un límite y León ha de mirar la apuesta que hace