TRIBUNA
El reto del rénting para la automoción
El rénting ha experimentado un notable crecimiento en lo que llevamos de año: ha cerrado el primer semestre con un peso en las matriculaciones de vehículos del 29,04%, 2,06% puntos porcentuales más que hace un año, habiendo matriculado 184.956 unidades, lo que supone un 16,02% más con respecto al año anterior. Esta tendencia al alza viene motivada por una evolución fantástica marcada por la mayor disponibilidad de vehículos, la mejora de las cuotas al haber mayores descuentos en la compra de lotes y una mayor demanda online de este producto de movilidad a largo plazo. También la estabilidad de la economía, a pesar de los altos tipos de interés, está ayudando a las empresas y profesionales a seguir aumentando el parque de vehículos en circulación.
Aunque la mentalidad social está evolucionando hacia una mayor aceptación del rénting, el contexto económico actual es el principal motor de esta tendencia. La estabilidad laboral, los buenos resultados empresariales y la recuperación de precios precrisis de los semiconductores en el mercado automovilístico están reactivando la demanda de rénting.
Y la variable precio sigue siendo fundamental en la decisión de los consumidores siendo un driver en la elección de los plazos de contratación. Aunque los clientes prefieren menores tiempos de compromiso, un precio significativamente más bajo para un contrato de cinco años frente a uno de tres, prioriza la contratación de los de larga duración. Esto es debido a que es complicado justificar por qué alguien contrata a tres, cuatro o cinco años cuando los coches siguen estando como nuevos después de ese tiempo.
En este escenario, el mayor coste de mantenimiento a futuro o su obsolescencia programada debido a los cada vez mayores componentes electrónicos, la transición a otro tipo de combustibles o la incertidumbre regulatoria en las ciudades, son factores que son ahora parte de la realidad del sector y, por tanto, cualquier consumidor debe plantearse qué riesgos quiere asumir al comprarse un coche o si prefiere mitigarlos alquilándolo.
Poca relevancia parece tener el rénting flexible en el desarrollo favorable del sector. Y es que, a pesar de que sea una pieza fundamental en la actividad económica de las empresas y profesionales, el producto sigue sin encajar con el público particular más allá de su uso por tema de vacaciones o por pérdida repentina de su vehículo habitual. No veo que exista una gran demanda en este segmento de clientes para pagar más para tener flexibilidad y es muy difícil de rentabilizar este servicio si no se contrata por al menos ocho o diez meses. Existen soluciones bien ejecutadas, pero no creo que su uso se extienda de manera relevante en el mercado.
En cuanto a la segunda mitad del año, esperemos que aumente la demanda después del periodo vacacional si todo sigue igual a nivel económico y geopolítico. Veremos buenos precios y más ofertas si el mercado de compraventa de vehículo nuevo no mejora y con la campaña de ventas a rent a car ya finalizada.
De forma que, para continuar con este desarrollo en positivo, el sector del rénting debe enfocarse en varios objetivos como el de recuperar el interés del público particular ofreciendo precios competitivos para mantener el interés en este servicio por el segmento que va a traer el grueso del crecimiento en los próximos cinco años. También hay que ser capaces de mejorar la velocidad de los procesos de contratación mediante la automatización. Y, además, buscar una solución con las marcas para poder ofrecer coches híbridos enchufables y eléctricos con unas cuotas más asequibles. Sin una mejora no podremos ayudar al sector en la transición a la electrificación.
Sin embargo, se debe actuar con límites porque creo que lo mejor para el mercado es no distorsionarlo con ayudas demasiado agresivas que impiden prever correctamente el desarrollo de la demanda en el futuro. Un ejemplo claro de esta situación es la evolución de las ventas de vehículos eléctricos en Alemania al dejar de ofrecer estas ayudas. Y es que queremos correr demasiado, pero no nos damos cuenta de que no se puede buscar una gran penetración en el mercado de vehículos eléctricos si no hay un precio o un servicio que cumpla con las expectativas del consumidor. En cuanto los eléctricos empiecen a competir en precio con los términos y la capacidad de las baterías compita con la de los depósitos, el mercado en masa empezará a comprar esta tecnología.