Reto demográfico insalvable

No es cuestión que afecte solo a León, ocurre en otras muchas provincias, afecta a toda España en conjunto y lo sufre el resto de Europa, como uno de sus problemas primordiales por ello, y pese a ello, no es una cuestión menor, es de suma trascendencia y sigue esperando por soluciones. La población decrece, hay menos nacimientos que defunciones y en consecuencia priman las gentes mayores y escasea la infancia y la juventud.

Hay quien hereda una cuantiosa suma de dinero que le permite vivir con holgura y sin trabajar. Sucede que pasan los años y aquella cuenta corriente solo ha visto hacer operaciones de reintegros y nunca de ingresos y aquel capital, que en su día era considerable, hoy se ha convertido en ridículo y tiende a quedarse en cero.

Tienes una granja de gallinas con miles de animales, que dan una producción sumamente rentable. Las gallinas tienen una vida corta y en pocos años envejecen y se mueren, si no se renueva la granja con otras crías nuevas la explotación terminará desapareciendo y el negocio que era próspero se convertirá en una ruina.

La provincia de León la forman, como es bien sabido, 211 municipios, lo cual es una barbaridad, y que en algún momento merecerá ser digna de consideración. De ellos 200 no llegan a los 2000 habitantes, eso quiere decir que la capacidad de estos ayuntamientos para gestionar servicios es mínima y nula para impedir su continuada pérdida de habitantes. Ahora mismo ya no es noticia que haya pueblos deshabitados, lo próximo serán municipios enteros sin pobladores, aunque asombre se está viendo venir.

Con una industria que nunca fue un sector preponderante, con las minas cerradas, un turismo que es limitado, solo el sector servicios ocupa un número considerable de empleos, pero los servicios existen y están justificados en función de quien los utiliza, es decir en función de los habitantes. Suponer que la agricultura puede ser quien de un impulso nuevo a León es deseable, otra cosa es que sea posible.

La agricultura ha evolucionado mucho, gracias a su modernización, a la diversificación y al empeño de una juventud ilusionada. Estos jóvenes agricultores trabajan con esmero, se hipotecan, pelean por su entorno, pero ven que la escuela de sus hijos ya no está en el pueblo, que el centro de salud funciona como funciona y que la tentación de abandonar les persigue, aunque no les domine.

Alrededor de esta situación se crean departamentos del reto demográfico, se montan seminarios y congresos, expertos y menos expertos proclaman doctrinas, se publican estudios y estadísticas. Y todos concluyen que hay que abordar el reto demográfico, hay que fomentar lo rural, hay que paliar el envejecimiento. Pero nada se dice cómo se palia, cómo se fomenta, ni como se aborda.

Por mucho que se intente, por mucho que se acierte, esta coyuntura no se acaba en un año ni en dos, es para largo, y con toda la dificultad que entraña, no hay otra solución que dar el primer paso y no se puede esperar más.