TRIBUNA
Renfe, antigua Feve, en vía muerta
Recientemente se publicaba una información titulada: « La integración de Feve en León cumple diez años en vía muerta» .
Ahora ya no es Feve, ahora es Renfe. Es igual que más da que se llame de una manera o de otra. Yo voy a llamarla Feve, porque es un nombre que todos los mayores hemos conocido. Los que hace muchos años en nuestra niñez y juventud usábamos ese ferrocarril para acercarnos desde el pueblo a León en las estaciones, independiente de la localidad de parada, la palabra Feve estaba en todas.
Se le llamó Ferrocarril de La Robla. Buscando en la hemeroteca nos dice: El ferrocarril de La Robla es una línea férrea española de vía estrecha con una longitud de 335 km, considerado el trazado de vía estrecha más largo de Europa Occidental, que originalmente enlazaba La Robla (León) y Bilbao (Vizcaya). Su tramo principal, entre La Robla y Valmaseda, fue inaugurado el 11 de agosto de 1894. Su objetivo principal era acercar la importante producción carbonífera de las cuencas mineras leonesas y palentinas a su consumo en la poderosa industria siderúrgica de Vizcaya.
Yo, ciudadano de a pie, observador de lo que ocurre en la ciudad de León y subiendo a un mirador con catalejo, veo esta provincia en su dimensión que, de un extremo a otro en algunos puntos geográficos, tiene 275 kilómetros. Sí, muchos kilómetros de soledad, de abandono, de nostalgia, de recuerdos, de que hubo vida y ahora lo único que encuentras es la paz de los cementerios.
No es objeto del presente hablar de la provincia de León de la que los miopes e ignorantes políticos hablan de repoblación, palabra engañosa, vacía, porque todo proyecto que sale de la boca de un político, en general, es vanidad, palabrería, demagogia y, por desgracia, tortura ya que aún hay muchos que siguen creyendo y votando a quienes han desguazado el municipio, la provincia y España.
Sí, Feve es un desguace. Feve es una mentira. Feve fue un proyecto de unos políticos que tienen nombre y apellidos que siguen en la calle o alejados del mundanal ruido en algún lugar, retirados como ermitaños, porque les da vergüenza salir a la calle ya que serán siempre señalados como depredadores de un ferrocarril que fue vida de unos pueblos de la montaña. Que, en otras épocas jóvenes, niños y mayores de las pocas atracciones que había era acercarse a las estaciones para ver los trenes que iban y venía y saludar a unos y a otros o a esperar a ese amigo, amiga, al padre, a la madre, al novio, a la novia, al hijo, a la hija que iban o venía de León o de Bilbao.
Diez años de despropósitos. Diez años de despilfarro económico. Diez años de gobiernos que se ríen de todos los leoneses. Diez años de mentiras.
Feve está en vía muerta. Feve es un desastre gubernamental. Miles y millones de euros tirados un día, sí y otro, también, para pagar unos medios de locomoción que son inconvenientes y trastornos para los pocos viajeros que usan el corto recorrido de León a Guardo.
No hay voluntad política para dar solución a que un día los trenes vuelvan a una estación de León para reparar los daños ocasionados por políticos sin cerebro que cometieron el mayor atropello a la ciudad de León con un proyecto faraónico, fruto de un nefasto pensamiento que engendraron uno seres que creo no tenían sus facultades en su sano juicio.
Soy partidario de tener una ciudad, provincia bien comunicada que tengamos facilidad de ir de un sitio a otro, comodidades. Ya sabemos que los medios de comunicación son los principios para asentar un desarrollo en un país, ciudad o pueblo. Pero, el proyecto de Feve fue un desguace a mayores del que sufre una ciudad y una provincia que se muere. Que se despuebla. Que las zonas rurales envejecen. Que no hay vida. Que no hay industrias. Que no hay nada.
Que unos políticos sean sujetos de un desguace deberían de pedir perdón por tantos perjurios cometidos contra una ciudad, una provincia que fenece, lentamente.
No sé qué generaciones verán entrar algún día los trenes en la antigua estación de Feve en León.
Danuta Reah es una escritora inglesa que publicó La Vía Muerta . La protagonista es Deborah Sykes. Es una noche desapacible. Sola, espera en el andén de la estación la llegada del tren. El ruido de cristales rotos le sobresalta. Una figura se aleja. A la mañana siguiente, los periódicos anuncian la muerte por estrangulamiento de una joven cerca de la estación. Y yo añado este vía muerta ha estrangulado una ciudad, unos pueblos, un mundo rural. Si, estrangulamos la vida de muchas personas, bueno, corrijo, de unas pocas, porque los pueblos ya son caminos solitarios, añoranzas de un pasado que no volverá y lo poco que queda cuando vayan a coger un tren se encontrarán que la vía está muerta.
Yo, observador de una ciudad y de una provincia como es ésta, maltratada, atracada, robada a plena luz del día. Que no se hace nada por revitalizar un posible tejido industrial. Que no hay nadie que proyecte un desarrollo. Que los políticos, vísperas de unas elecciones, hablen de desarrollo de una provincia, están cometiendo perjurio, alevosía, traición y prevaricación a una provincia que pudo ser y no es, ni será.
León es una ciudad y una provincia en el lecho de la muerte. Se cierran negocios, comercios, cafeterías, restaurantes, industrias, pocas ya que no hay. Ya no puedes salir un fin de semana a la montaña a pasar un día. Ya no hay restaurantes ni gente con quien hablar. Tendrás que llevar el bocadillo o el morral donde descansa la tortilla que hiciste por la noche y volver a sentarte a la orilla de un río para saciar tu sed o a la sombra de un árbol para extender, de nuevo, el mantel y depositar esas viandas que durante la noche preparaste. Pero ya no irás ni volverás en tren.
Ya no esperes de Renfe, antigua Feve, que vuelvan los trenes a la ciudad de León. No esperes nada de políticos trapaceros, vende patrias. No esperas nada y menos de quienes engañaron a una ciudad. Lo único que ves es un desguace.
Finalizo este lamento y esquela mortuoria con un pasaje que yo lector y escudriñador de prensa aparece delante de mis ojos de Alfonso Vila Frances que titula: Vía muerta. Las estaciones abandonadas son el territorio del olvido . El territorio del olvido es el territorio de la naturaleza. Llevo cinco años fotografiando estaciones abandonadas. Algunas, solo he podido fotografiarlas desde el tren. Otras, he cogido el coche y me he ido a buscarlas. Y me he encontrado con caminos tan malos y complicados que me he perdido, varias veces, o he tenido que dejar el coche y seguir a pie. Me pregunto quién ha construido esas estaciones en medio del monte. Y para qué. Cada estación tiene su historia y es la historia de los que vivieron y trabajaron allí, pero también la historia de los miles de viajeros que cogieron un tren allí, o simplemente fueron a despedir o a esperar a alguien. La historia de los que se iban, la historia de los que volvían. La historia de los que simplemente veían pasar los trenes. Cuando se cierra una estación, se cierran todas estas historias. Y sus protagonistas desaparecen lentamente, en silencio.
Sí, lamento por un tren de Feve que iba y venía de Bilbao a León: de La Robla a Bilbao a llevar alimento a la siderurgia vasca. Lamento por lo que se muere. Lamento por lo que se pierde y no se vuelve a encontrar. Lamento por unos políticos desaprensivos, irresponsables, inútiles, desagradecidos que los eligen porque dicen que van a recuperar una provincia.
Yo no sé cómo hay tantos idiotas, memos que siguen o seguimos votando a quienes engañan, mienten y vociferan promesas que son todo mentiras. Pero somos así de masoquistas.
Feve no sé si se recuperará porque está en la UCI. Lo que ya no se recupera el mal que ocasionaron las mentes de unos políticos que el día que pensaron ese proyecto ferroviario y urbanístico sus capacidades mentales no estaban en su sano juicio.
Pido perdón por si he enojado a alguien. Es una rabia interna, personal y que plasmo porque es el sentir y dolor de un pueblo, de una provincia y de una ciudad, León, que ve como Feve está en una vía, muerta y no hay nadie que aparezca para enterrar al difunto.