TRIBUNA
Demasiadas malas leyes
El anciano, de 82 años, está en el chalet del pueblo con su mujer de 79 y dos nietas de 14 y 18, que han venido desde la ciudad cercana para pasar el fin de semana con sus queridos abuelos.
A las dos de la mañana, el anciano, que duerme poco, observa que dos hombres saltan la verja y se dirigen a la casa. Les da el alto y les pide que vuelvan a saltar en sentido contrario. Pero los asaltantes no hacen caso y se ponen a forzar la puerta de la casa. El anciano, nervioso y temeroso, coge la escopeta de caza, les ordena que se marchen, pero no le hacen caso. Entonces se ve obligado a efectuar un disparo al aire esperando que se asusten. Ya con la puerta forzada, el abuelo les hace frente, les ordena que se marchen pero ellos se abalanzan sobre él. Suena un disparo y uno de los asaltantes cae muerto, mientras su compañero con un cuchillo en la mano se tira contra el anciano. El pobre hombre, obligado a defenderse él y a su familia, pega un golpe con el cañón del arma en la cabeza del agresor dejándolo sin sentido. Se despiertan su anciana esposa y las dos nietas. Llaman a la Guardia Civil, que no tarda en llegar y cumple con su cometido legal.
Ahora se juzga al anciano. Su abogado defensor pide la absolución total alegando defensa propia y familiar. El fiscal pide 15 años de condena por homicidio. El abogado del asaltante muerto pide 25 años de cárcel para el anciano y una indemnización de 200.000 euros para la familia del agresor asaltante al que llaman víctima.
Si hubiera un buen Jurado Popular, justo y cabal, estoy seguro que haría justicia verdadera sentenciando que el pobre anciano, además de inocente era la verdadera víctima, que merecía indemnización de la familia del asaltante y de su compinche, y que en caso de insolvencia tendría que ser el Estado español el obligado a dar satisfacción al anciano y su familia.
Yo pienso así, y además pido una condecoración para este anciano que cumplió con su obligación y ha dado un buen ejemplo. Si esta forma de actuar se normalizara, es seguro que muchos delitos no se producirían.
Hay demasiadas malas leyes.
Siempre paga la gente buena, desgraciadamente.
Con toda Burbialidad.