TRIBUNA
Dos historiadores leoneses de los siglos X-XI
La Edad Media para su estudio se divide en dos etapas: Alta y Baja. En la primera destacan dos momentos: El reino visigodo (siglos V al VIII) y la Reconquista que finaliza con los Reyes Católicos (sigo XV). Aquí hablaremos de dos personajes leoneses de los siglos X y XI. Si podemos hacerlo es por las investigaciones que se han realizado a partir de los documentos antiguos que se conservan (Ver la sección de Tribuna del 28 de Agosto). Son:
Sebastián de Salamanca, monje que vivió en el reinado de Alfonso III El Magno (852-910), quien escribió en el siglo X por encargo del monarca, la crónica titulada Cronicón de Sebastián de Salamanca , atribuido por algunos historiadores al propio rey. En ella se considera ya a León como capital del reino. La duda surge por la conflictividad político-cultural de la época pues aparecerán varias crónicas que se conocen como Crónicas asturianas que proceden de un origen o tronco común de los mismos años de finales del siglo IX, idea con la cual también estuvo de acuerdo Sánchez Albornoz. El cronista musulmán (cordobés) Al-Razi, parece también admitir esta versión. Aquél rey fue el último asturiano y el primero leonés (dentro de las lagunas documentales existentes), ciudad donde vivió mucho tiempo y tuvo sus principales órganos de gobierno. Su sucesor e hijo, ya monarca leonés, fue García I (año 911). El Cronicón , que según Menéndez Pidal se redactó en Oviedo, comienza en el reinado del monarca visigodo Wamba (672) y termina con la muerte de Ordoño I (866). Los acontecimientos aparecen expuestos concisamente.
Sampiro, fue un historiador leonés que nació en Zamora, hacia el año 950 y falleció en Astorga en 1041. Fue notario real en León y obispo de esta última población que, junto a Zamora, Oviedo, Cangas y Pravia, constituyeron los centros regios del reino asturleonés. Compuso una Crónica de los reyes asturianos que se extiende desde 866 hasta 982, que continua las narraciones históricas que nos transmite Sebastián de Salamanca. Es la primera obra historiográfica en la que León aparece como centro político de la monarquía asturleonesa. En ella se celebraban toda clase de eventos solemnes, por ejemplo, y en primer lugar, al regreso del ejército después de los triunfos cosechados contra los musulmanes, incluso contra los mismos cristianos; en segundo, la vinculación religiosa entre los monarcas y los obispos residentes en la catedral fue notoria, relación que ya se percibe desde finales del siglo IX, y que se intensifica en el X, a través de donaciones reales y construcción de templos con los monarcas Ordoño II y Ramiro II, y que se potencia más con Ordoño III y Sancho I, por último, los enterramientos en León de los miembros de la realeza, caso de Ordoño II, Ramiro II, Ordoño III o Sancho I que, al ser envenenado, trató de llegar a León falleciendo antes. Indudablemente dentro de este contexto, no hay que olvidar, el factor económico de las presiones que debieron ejercer las grandes familias aristocráticas.
El propósito fundamental de esta crónica fue elaborar «como una extensión en el tiempo» de la historia peninsular de aquellos momentos, eso sí, prescindiendo de cuanto sucedía en la parte oriental española donde se hallaba la familia muladí (mudéjares) de los Banu Qasi (hijos de Casio), considerados descendiente de una familia hispano visigoda que se ubicaba en el valle medio del río Ebro.
Así se enlazaba el Reino Visigodo con el de Asturias y León, de tal forma que suponía una continuidad de los trabajos del monje Sebastián de Salamanca. Está escrita en un latín tardío, que nos muestra, la trasformación lingüística que iba dando origen al romance. Fray Justo Pérez de Urbel, tiene una interesante obra, publicada en Madrid en 1952, titulada Sampiro. Su crónica y la monarquía leonesa del siglo X.
Recientemente, la elección de la capitalidad del reino asturleonés, por parte de los primeros monarcas cristianos occidentales de estos siglos, entre León y Zamora (que con frecuencia cita Sampiro), se inclinó a favor de la primera, hecho demostrado por Álvaro Carvajal Castro, en uno de sus últimos trabajos publicado en Junio de 2014 ( Open Edition, Journals ).
Las crónicas de Sebastián de Salamanca y de Sampiro, como fuentes primarias, nos han permitido conocer una buena parte de aquellos oscuros años leoneses de la Edad Media.