Se cumple un año de la coronación de la Virgen del Mercado

El siete de octubre de 1571, domingo, la flota cristiana, compuesta por una poderosa escuadra de galeras hispanas, pontificias y venecianas, a las órdenes militares de Juan de Austria, y guiada como marino por Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz, derrotó a la otomana u osmanlí en la bahía de Lepanto, batalla naval que Miguel de Cervantes [ Quijote, II, prólogo], calificó como «la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros». Cervantes, con veinticuatro años, participó en aquella memorable jornada a bordo de la galera La Marquesa, y una herida de arcabuz le produjo después su famosa manquedad.

San Pío V, titular entonces de la Silla de San Pedro, religioso perteneciente a la Orden de Predicadores fundada por Santo Domingo de Guzmán, instituyó en dicho día la festividad litúrgica de Nuestra Señora del Rosario.

La citada fecha está íntimamente relacionada con la iglesia de Nuestra Señora del Mercado, donde en el costado norte del atrio interior se expone un galeón que, anteriormente, colgaba del techo. En sus costados se lee: «Lepanto» y «Rebolledo». Es un exvoto de Jerónimo de Rebolledo, combatiente en Lepanto, padre de Bernardino de Rebolledo y Villamizar, el famoso Conde de Rebolledo, caballero de Santiago y gran devoto de la «Morenica del Mercado».

Coincidiendo, pues, con la señalada festividad, el siete de octubre del año de la Encarnación de Nuestro Señor de 2023, sábado, Santa María del Mercado, la Antigua del Camino, fue coronada canónicamente en la S. I. Catedral de León, por el obispo de León, Mons. Luis Ángel de las Heras Berzal, CMF, quien así lo había dispuesto mediante ‘Decreto’ de fecha 31 de mayo anterior, fiesta de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María. El acto representó una solemne manifestación de fe y de piedad popular.

Un año ha transcurrido de la efeméride que evoca estos renglones. La corona que se impuso a la Antigua del Camino es la misma que luce cada Viernes de Dolores. La pieza data del siglo XVIII. Es de plata sobredorada engrandecida con esmeraldas donadas por la familia Arriola, en los primeros años del pasado siglo. Enriquecida en nuestros días con las donaciones en oro y plata aportadas por diversas familias leonesas, Santiago Rivas Prieto, orfebre leonés, llevó a cabo felizmente este delicado cometido.

Con motivo de este fausto acontecimiento, la parroquia de Nuestra Señora del Mercado organizó el traslado de la Sagrada Imagen a la S. I. Catedral el seis de octubre, viernes, así como su posterior regreso al templo parroquial al día siguiente, tras el acto propio de la coronación. En ambos casos, la colaboración del Cabildo Catedralicio y del Excmo. Ayuntamiento de León resultó determinante.

En fechas precedentes se celebró un programa de actos culturales y litúrgicos, y, con anterioridad, se inició también una entusiasta campaña con el fin de allegar los fondos precisos y necesarios que permitieran la realización de la pertinente obra social-caritativa. Los donativos recibidos de instituciones, entidades, fieles y devotos, así como las aportaciones voluntarias obtenidas en el magno y benéfico concierto ofrecido para este fin por la Unidad de Música de la Academia Básica del Aire y del Espacio, celebrado el tres de octubre, martes, del referido año, en el Auditorio Ciudad de León, alcanzaron la suma de 18.000 euros, cantidad entregada íntegramente a la Fundación Red-Madre y a la Asociación Leonesa de Caridad, tal como estaba acordado por la comisión establecida al efecto, presidida por el párroco de la feligresía, Manuel Santos Fláker Labanda.

La coronación canónica diocesana de la imagen de la Virgen del Mercado vino a confirmar la devoción de la sociedad leonesa, desde tiempos inmemoriales, a esta advocación de la Madre de Dios. Lo ratifican las siguientes afirmaciones de Mons. Luis Ángel de las Heras Berzal, pronunciadas durante la homilía de la indicada eucaristía especial de acción de gracias celebrada el señalado siete de octubre del pasado año en la Catedral de León, que culminaba el proceso de coronación: «Nos preceden siglos de fe y devoción a la Santísima Virgen María bajo la advocación del Mercado, Antigua del Camino. León es más León en su historia de fe cuando mira a la Virgen Madre Dolorosa, que nos muestra en su regazo amoroso a Cristo vivo y glorioso por la fe que hemos recibido».

Ciertamente, hablar de la Virgen del Mercado, protagonista en tantos anales eclesiásticos y municipales de esta otrora Ciudad Imperial, que es hoy «Cuna del Parlamentarismo», es hablar también de la Historia de León desde el siglo VI hasta la hora presente. Y es que «el origen de Nuestra Señora del Mercado se pierde en la oscuridad de los tiempos. Es tradición constante que donde hoy se alza la iglesia de este nombre había unos prados, en los que se apareció la Santísima Virgen a un pastor, manifestándole su voluntad de ser honrada en aquel sitio». [Baldomero Díez y Lozano: Historia y noticias del culto a la Virgen en el Antiguo Reino de León , 1900. p. 23]. Una tradición secular acredita que el nueve de febrero del año 560 se produjo esta piadosa escena, al sitio del crucero de la plaza del Grano. Está reproducida en un fresco de la sacristía del templo parroquial, sito en la vía urbana antaño denominada de la Frenería. Una calle en el barrio de la Chantría, titulada «nueve de febrero», alude a dicha «Aparición».

En la Eucaristía que presidió el nueve de febrero de 2023, fiesta de la citada «Aparición», Mons. Luis Ángel de las Heras Berzal, CMF, obispo de León, anunció la coronación canónica diocesana de Santa María del Mercado en la festividad litúrgica de Nuestra Señora del Rosario. El siete de octubre, lunes, se cumple, pues, el primer aniversario de la coronación de dicha imagen, la más antigua del noroeste de la península y la primera advocación mariana de la ciudad de León que ha sido coronada.

Con este motivo, durante los días seis y siete de octubre se celebraran, el primero, un Vía Matris y, el segundo, una solemne Eucaristía, en la iglesia parroquial, sita en la calle de Herreros, en pleno Camino Francés, que justo sería que recuperara la antigua denominación que tenía de santuario mariano.