Diario de León

Profesor Jubilado de FP

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Alcanzar el poder o derribar a un gobierno es la táctica general que ha ocurrido y ocurre en el mundo no importando los medios que, por regla general, son violentos y la violencia ha generado perdida de muchas vidas. Tenemos ejemplos en la Historia más que suficientes para pensar que la ambición por gobernar, por alcanzar el poder ha sido una táctica que aboca en derramamiento de sangre. En España, no somos una excepción. No se ha esclarecido quienes fueron los autores intelectuales que tejieron el 11-M. Hay investigadores que dicen que se cerró en falso. ¿Se pretendía evitar un gobierno de la derecha? ¿Había un complot para que hubiera un gobierno de izquierdas? Lo cierto es que José Luis Rodríguez Zapatero llegó al poder por un atentado que causó doscientos muertos y 2.000 heridos. De no haber sido así, el resentido y vengativo Zapatero no hubiera sido presidente ni hoy sería noticia como defensor y asesor de un gobierno sátrapa como el de Maduro en Venezuela. Repito, una vez más, aquellas palabras de otro socialista comunista revolucionario que fue Francisco Largo Caballero: Si ganan las derechas no tenemos otra opción que ir a la violencia.

Esto es historia y, si la Historia se escribe con veracidad, juzgará y dictará sentencia justa. Hoy, estamos ante una desgracia nacional. Un temporal, bajo la denominación de dana, ha arrasado muchas poblaciones de la Comunidad Valenciana y también llegó a la de Castilla-La Mancha. Aún, no se sabe el número de fallecidos. Lo lamentable de las desgracias que los cabestros políticos, periodistas y otros más tertulianos quieran sacar rédito político. Unos, culpando a la Generalitat valenciana y otros, al Gobierno central. Ya ha habido opiniones vergonzosas en ese altavoz de la TVE gubernamental, donde un tertuliano vino a decir que las urbanizaciones en lugares de inundación son obra de la derecha libertaria. Estas palabras, fuera de contexto, son propias de un demente, de un borracho o de un depredador revolucionario. Creo que esto nos lleva a 1936 y a resucitar una guerra civilista. Rescato a un miliciano pegando tiros y quemando conventos.Un desastre como lo de Valencia es un asunto de Estado y nada más y ahora, se van a subir al ring todos los políticos, políticas, periodistas, comentaristas y toda la calaña de taberneros de tertulias para opinar y hacer más sangre de las desgracias y de las muertes de seres inocentes. No pretendo tampoco eximir de responsabilidad, en la parte que le corresponda, al Gobierno valenciano. Yo, desde esta azotea observo y digo si los políticos quieren sacar rédito de las muertes y las desgracias no serán seres humanos serán animales carroñeros que tratarán de comerse unos a otros y como hienas arrebatarán los despojos. Qué políticos y medios de comunicación tenemos en España más salvajes. Los que están pagados para defender: la miseria, fomentar el odio; defender a matones, a violadores, a corruptos. Cuanto depredador se esconde por los caminos para abalanzarse cuando pasa la presa.Mientras se decide quien ayuda, los damnificados claman, gritan, se desesperan. Todo esto es producto de la mierda de las autonomías. El día que a los padres de la Constitución se les ocurrió desguazar el estado ese día tenía que haberse producido una amnesia. Las autonomías en España solo sirven para alimentar a carroñeros y son miles. Somos un país, siempre, con la luna menguante. Ante un desastre de las características que asoló una parte de España no tenían que haber surgido dudas para atender a miles de seres que han perdido todo. La catástrofe de Valencia es una emergencia nacional. Y, como tal, hay que poner todos los medios para ayudar a los damnificados.Ya estoy imaginando las interpelaciones en el Congreso. O cuando lleguen las elecciones en la Comunidad Valenciana. Que se preparen los del PP. Ya estoy viendo el degüello. Ya se tirarán a la yugular de unos y otros para ver quien vence y despellejarse. Mientras, estos bandoleros discuten, en: Paiporta, en Chivas, en Letur, Utiel-Requena, Alaquàs, Albal, Aldaia, Alfafar, Algemesí, Benetússer, Catarroja, Massanassa, Picanya, Sedaví, y el barrio de La Torre de la ciudad de Valencia, seguirán sin agua, sin luz, sin comida, sin cobijo. Seguirán sufriendo, padeciendo y los prebostes de la política no hablarán de ayudas solo les importa quién es el más astuto y el que vence en el ruedo. Pues no va a vencer nadie. Ya que, de ser así, todos serán unos miserables. Se debería aplicar aquello del evangelio: El Hijo del Hombre se irá, tal como está escrito de él, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.La política está podrida y nadie sale a la calle para clamar por tanto atraco. Tienen que ser algunos periodistas, escritores, que levanten la voz y en la desesperación se grite para despertar conciencias. Esto es lo que ha hecho o escrito Juan Manuel de Prada en ABC, en relación con la dantesca dana. La columna se titula: No es cambio climático, sino incompetencia criminal. Y no puede dejar indiferente a nadie con perlas como esta. «Es la gota fría de toda la santa vida de Dios, que ahora esta chusma gobernante […] estos hijos de la grandísima puta necesitan crear un relato para panolis…En cuanto a los remedios, estamos mostrando al mundo que España es un estado fallido gobernado por hijos de la grandísima puta. … Si los españoles de hogaño no tuviésemos horchata en las venas tendríamos que ahorcarlos y, después, descuartizadlos, exponiendo por último sus despojos en la plaza pública».La política y los políticos que tenemos dan lugar a los escritores, periodistas, a cabreos y se llegue ya a un lenguaje irreverente o insultante porque otro lenguaje más sutil ya no se entiende. ¡Cómo es posible que este país esté en manos de mendrugos! Puede ser que los mendrugos seamos los que votamos. Ya decía Arturo Pérez Reverte sobre una faena ridícula de Curro Romero: Te va a venir a ver tu puta madre y ...yo. Esta es la realidad.Si de una desgracia que ha ocurrido en la Comunidad Valenciana, repito, si los políticos quieren sacar rédito estamos ante mezquinos, avaros, hambrientos y de personas retorcidas. Estamos ante sátrapas, tiranos, traidores y estas personas deberían ser juzgadas por la sociedad y, como ocurría en Grecia, resucitar el ostracismo, es decir, el destierro al que se condenaba a los ciudadanos que se consideraban malos o muy malos para la soberanía popular,Por desgracia, mi profecía se cumplirá cuando lleguen las próximas elecciones sean generales o autonómicas. Nadie se acordará de los muertos ni de los desamparados, ni de los huérfanos ni de los que no tienen nada. Solo pensarán en despedazar al contrario, pisando a los muertos de la dana, para ocupar el sillón del poder. Sepan que ese poder está asentado sobre sangre, miseria, traición y sobre depredadores. De las miserias humanas y de las muertes viven los carroñeros de los políticos. Ya sé que predico en el desierto pero, al menos, me sincero con mis pensamientos.

Si de una desgracia en Valencia los políticos quieren sacar rédito estamos ante mezquinos

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