Luces y sombras en el color blanco del cáncer
La sensibilización social sobre cualquier tipo de enfermedad en el discurso de la salud pública, desde no hace mucho tiempo, suele visibilizarse en forma de lazo o cinta de algún color determinado para cada una de ellas. Cada tipo de cáncer ha ido optando por alguno, pero siempre tratando de asimilar ese símbolo visible para personalizar y concienciar en favor de cada particular afección oncológica. El blanco es el color del lazo del cáncer de pulmón, que cada 17 de noviembre se luce para proclamar el día internacional de la lucha contra este tumor canceroso de tan elevado impacto en la población humana.
El cáncer de pulmón es el que provoca el mayor número de fallecimientos por cáncer a nivel mundial, estimándose en más de 1.800.000, lo que constituye el 20% del total de muertes por cáncer. Sin medidas preventivas podrían alcanzarse 2.300.000 defunciones en 2030 por esta enfermedad.
No son diferentes los resultados para España ya que, aunque la incidencia de este cáncer ocupa el cuarto lugar en cuanto a su manifestación en número de afectados, alcanzando en 2023 a 30.670 personas, la mortalidad se manifestó como la causa principal con 23.129 fallecidos, y una tasa global de 48 muertos por cada 100.000 habitantes. Tanto en hombres como en mujeres las tasas de incidencia y de mortalidad en nuestro país se expresan en una proporción aproximada de 3:1, fundamentalmente, y todavía, por ser más frecuente el hábito de fumar de los hombres. En ellos la tendencia desde la última década del siglo pasado ha ido descendiendo y la de las mujeres ha seguido aumentando, pasando de ser el cuarto tumor más diagnosticado en mujeres en nuestro país en las estimaciones del año 2015 , a ser el tercero con más incidencia en el año 2022, pero aún se mantiene una clara diferencia de mayor consumo en los hombres, consiguiéndose en la mortalidad una estabilización en los hombres desde 1990, y una duplicación en ellas entre 2003 y 2019 con un incremento del 124%.
Para la provincia de León, y para la totalidad de la población, se mantienen las mismas pautas, tanto en incidencia como en mortalidad, con 377 nuevos diagnosticados en el balance de 2023 y 313 fallecidos. Pero hay algo diferencial muy significativo en la comparación con los resultados nacionales. La tasa de incidencia conjunta por géneros es 20 puntos superior a la media, más pronunciada la de los hombres con 26 puntos arriba, y algo menor la de las mujeres con 8.
Son para nuestra provincia aún más desfavorables cuando se comparan los resultados en base a la tasa de mortalidad, con 22 puntos superior en el global, 43 puntos para los hombres por encima de la media para España, y tan solo 2 puntos más elevado para las mujeres, manifestándose en este caso como tercera causa de muerte por cáncer, detrás del de mama y el colorrectal. La edad media al fallecimiento por cáncer de pulmón en España se encuentra en el rango de edad de 70 a 74 años entre los hombres, y en el grupo de edad de 65 a 69 años entre las mujeres.
Todavía no se ha llegado a conocer la causa exacta del cáncer de pulmón, pero si se ha demostrado que hay ciertos factores de riesgo que influyen en las células de este órgano para que se vuelvan cancerosas, y entre ellos se incluyen el tabaquismo, la exposición a la contaminación ambiental y determinados condicionantes genéticos.
Pero fumar es la principal causa ya confirmada de forma repetida en numerosos experimentos. Desde que en 1876 empezaron a producirse cigarrillos enrollados de forma mecánica y se suministraron de forma masiva productos relativamente baratos de tabaco a todo el mundo, aumentó de forma exponencial el tabaquismo y el cáncer de pulmón como secuela relacionada. Sin embargo, antes de esa fecha eran poco frecuentes, tanto la causa como el efecto.
En la actualidad, prácticamente el 90% de todos los diagnósticos de cáncer de pulmón están estrechamente afectados por el tabaquismo de manera directa al fumar, o a otras personas de forma pasiva debido a la exposición de altas concentraciones de humo ambiental en distancias cortas, incrementando el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón entre el 20 y el 30%.
Establecida la relación directa entre el tabaquismo y el cáncer de pulmón, se llega a la simple y tajante conclusión de que el no consumo de tabaco sería la forma más fácilmente prevenible de muerte por cáncer. Con ello se conseguiría aumentar la supervivencia, mejorar la calidad de vida de las personas y ahorrar una enorme cantidad de recursos económicos que podrían emplearse en otros retos sanitarios de más difícil solución o de causas y riesgos desconocidos.
La elevada mortalidad por cáncer de pulmón se explica en la dificultad de ser detectado en las primeras etapas, ya que en más del 70% de las ocasiones, cuando se hace posible el diagnóstico, la enfermedad se encuentra ya en una fase avanzada para la que los tratamientos ofrecen un mal pronóstico.
La contaminación del aire también puede contribuir al desarrollo de cánceres de pulmón y se estima que es la causante del 5% de estos tumores. Evitar algunas sustancias químicas como el radón, compuestos como el benceno o el amianto, o los gases de escape de motores diesel, puede reducir el riesgo de causar este tipo de cáncer.
Sin embargo, aun siendo la principal causa de muerte por cáncer en el mundo, los avances en la investigación y los nuevos tratamientos están permitiendo ver mejoras en la supervivencia. La inmunoterapia y los tratamientos dirigidos consiguen mejorar el pronóstico, y hoy en día un mayor número de pacientes presentan respuestas duraderas a los tratamientos.
Las terapias dirigidas están diseñadas para prevenir o detener el crecimiento de las células cancerosas de pulmón, al actuar sobre los nuevos vasos sanguíneos que se necesitan para permitir que las células cancerosas sobrevivan y crezcan, con medicamentos conocidos como inhibidores de la angiogénesis.
Pero la forma más eficaz es detección precoz, materializada en un cribado a la población sana, para diagnosticar el cáncer cuando aún es pequeño, está localizado, no da síntomas y es potencialmente curable. La búsqueda de indicadores eficientes mediante biopsia líquida en análisis de sangre, o su detección en el aire exhalado de los pulmones, podrían ser en el futuro formulas interesantes y poco invasivas para generalizar los cribados.
Son tres los retos que afronta la investigación contra el cáncer de pulmón: mejorar los tratamientos de inmunoterapia que son los más prometedores frente a este tumor, conseguir terapias personalizadas y aumentar la supervivencia en el cáncer de pulmón de célula pequeña que es el cáncer de pulmón más agresivo.
Se están poniendo en marcha estudios piloto a nivel nacional como el proyecto CASSANDRA, un programa multidisciplinar con participación de varios centros, entre ellos el Hospital Universitario de León, que pretende explorar el uso de la tomografía computerizada de baja dosis de radiación, combinada con la deshabituación tabáquica y en colaboración con atención primaria. El Plan Europeo de Lucha Contra el Cáncer insta a los estados miembros de la Unión Europea a implantar el cribado de cáncer de pulmón de forma escalonada a partir de 2025.
Se pretende conseguir en 2030 la primera generación libre de tabaco con el Proyecto Zero. Una iniciativa creada por la Alianza de Entidades Sin Tabaco liderada por la Asociación Española Contra el Cáncer.
La Asociación apoya 59 proyectos de investigación en cáncer de pulmón en desarrollo con una aportación de 12,7 millones de euros y, con el objetivo de superar el 70% de supervivencia en cáncer, respalda con 10 millones de euros el proyecto SOSCLC – AECC, que busca desarrollar nuevos tratamientos y mejorar tanto la calidad de vida, como la supervivencia de los pacientes con este tipo de cáncer.