Diario de León

PANORAMA

Tercer año del tercer milenio

Publicado por
Pedro Crespo
León

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Por fin hemos dejado atrás el fatídico año capicúa. Nos faltó valor para maldecirlo abiertamente mientras contaba todavía con calendario, pero ni la novena copa de Europa del Real Madrid, ni la estimulación del orgullo patrio que significó el episodio del islote del Perejil, han tenido la trascendencia pública que provocó el hundimiento del maldito petrolero, origen de la marea negra que aún contamina las costas gallegas, amenazando también a las asturianas, cántabras y vascas, amén de a las mismas francesas. La marea negra ha significado asimismo el enfrentamiento total, y la peor falta de sintonía, entre Gobierno y oposición, desde que se instauró la democracia en España. La catástrofe ha sido utilizada como un arma por la oposición para hacer daño al Gobierno, para subrayar histéricamente sus faltas, dudas y vacilaciones. Para nada ha ayudado esta postura en la solución del problema. Todo lo contrario: hasta los foros internacionales han sido testigos -en Bruselas se producían ridículas reclamaciones dobles de unos mismos fondos para las víctimas de la contaminación marina- de la oposición frontal de los socialistas a todas y a cada una de las medidas que, con acierto o sin él, tomaba el Gobierno. El afán socialista de agresión, venganza y revancha llegó, incluso, a alterar un documento oficial para mejor acusar al vicepresidente Rajoy de haber mentido al Parlamento... Ojalá que el nuevo año, este tercer año del tercer milenio de la Era Cristiana, pueda significar el encuentro de un nuevo espacio para el entendimiento y la comprensión partidaria. De lo contrario, viviremos, con la incomodidad y sobresaltos correspondientes, un nuevo tiempo de enfrentamientos y acusaciones entre los populares que, lógicamente, seguirán en el Gobierno de la Nación hasta la primavera de 2004, y los socialistas que, por mucha presión que quieran meter a la calle, al horno de la demagogia, no podrán ofrecerse legalmente como alternativa hasta esa misma fecha. Ambas formaciones se debilitarán, en una lucha tan sangrienta cuanto estúpida, se perderá, seguramente, la velocidad de crucero que se había conseguido para la economía, para la reducción del paro, para el incremento del desarrollo en general, y sólo engordarán los nacionalismos excluyentes, los nacionalismos soberanistas, además de racistas. Porque, de todas las desgracias que afligieron al país durante el pasado año -con la del Prestige, y su infecta carga derramada, a la cabeza- la peor, sin duda, es ésta de la lucha sin cuartel, sin reglas, sin tregua y sin más objetivos que alcanzar un poder, por mermado que éste quede, que han comenzado Zapatero y sus muchachos, con la sonrisa cómplice e interesada de Llamazares, Arzalluz, Beiras y Mas. Que conste.

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