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El empleo en la MSP Los perros y sus dueños Mi pueblo, La Vid La autopista invisible

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León

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Ángel Bernabé Menéndez, se dirige a este periódico con la intención de aclarar un par de cuestiones publicadas en la columna titulada Crónicas Pésicas. «El señor Pedro Álvarez Collar no es objetivo al interpretar las declaraciones que el secretario comarcal de CC.OO. hizo a este periódico referentes al tema del empleo en la MSP. Yo pediría que se le remitiera el texto que se remitió al periódico donde en ningún momento se habla de «cumplir con las recolocaciones aunque sean menos», sino que únicamente se hacía referencia a que cumpliera lo pactado y que, por nuestra parte, estábamos abiertos a una nueva negociación, pero siempre defendiendo el número de empleos que no se han cumplido por parte de la empresa y que derivan del Plan de Modernización del 98. También hacía referencia a que no se iban a llevar a cabo movilizaciones, mientras que si mal no recuerdo se decía que no se había hablado de hacer ninguna huelga por este motivo, no mencionando nada de movilizaciones, lo que indica que dicho señor se equivoca, porque movilizaciones ya se están llevando a cabo, como puede comprobarse con la manifestación de delegados del día 20 en Valladolid donde se celebra la Comisión Regional, y que con toda seguridad tendrá que haber más y de otros colectivos, ya que según lo veo yo esto es un problema que afecta a toda la sociedad lacianiega, sin que tenga que recaer el peso de éstas sólo en los trabajadores. Por otra parte no veo qué motivos personales tiene dicho señor tratando de desprestigiarme a mí y al sindicato que represento, puesto que CC.OO. exige el cumplimiento y no renuncia a ninguno de los apartados que se tiene el Plan del Carbón y particularmente las recolocaciones puesto que Laciana es la comarca minera más discriminada en cuanto al reparto de fondos mineros y creación de empleo. A no ser que este señor pretenda quitar de en medio aquellos que todavía le hacen frente a la empresa y a las administraciones para que cumplan con los acuerdos firmados. Ángel Bernabé Menéndez (CC.OO.-Villablino). Leyendo indignada alguna de las cartas al director, me gustaría comentar algo sobre los perros, pues creo que hay gente que confunde las cosas. En primer lugar el perro, como cualquier animal, necesita hacer sus necesidades, el que tiene la obligación de recogerlas es su dueño, no el perro, ¿o es que pretendemos que se coman su propia mierda para que las calles estén limpias? Sobre esto, lo que se debería hacer es una campaña de concienciación para los dueños de estos animales, ya que el guarro es el dueño. Y hablando de dueños, cuando sale la noticia de algún perro que ha mordido o atacado a alguien, nadie duda de que la culpa es del perro, pero qué pasa, ¿nadie se para a pensar que tal vez la culpa sea del dueño? ¿de la educación que le ha dado? Y, por desgracia, casi siempre es así, pero nadie se molesta en averiguarlo, al perro se le mata y al dueño tal vez le caiga una multa, pero no pasa nada, ese señor conseguirá otro perro y le volverá a enseñar (a base de palos, por lo general), a ser agresivo, a atacar, a morder y después la culpa la tiene el perro claro, él, que como animal inteligente y fiel, aprende lo que le enseña su amo, y si su amo le enseña que morder y atacar está bien, y encima le recompensa por ello, el animal piensa que no hace nada malo, porque él es inteligente pero no piensa, y su diferencia del mal y del bien, es la que le enseñe su dueño. Idoia Sandoval Gracia (León). ¡Qué bello es mi pueblo! Rodeado de montes, valles, un río truchero y fuentes muy frescas. Un paseo que llega hasta La Gotera, que le llamaban «el Pulmón de Gordón», y ahora hemos cambiado el aire por el polvo de la cantera a cambio de nada. A la entrada del pueblo tenemos la casa de todos: el cementerio, con la puerta rota y el grifo sin agua. En el medio se encuentra la iglesia deteriorada por falta de pintura. Unas escuelas preciosas con sus patios y jardines que no las hay en todo el contorno, donde me educaron y enseñaron a valorar el trabajo que cuesta tener cosas, a cuidarlas y amarlas, porque en aquellos años no había dinero para derrochar. Y ahora sirven para meter herramienta de obra. Tenemos también una Pista envidiable, con su porterías y sus canchas, pero el bar cerrado por capricho. Un lavadero que no lo tienen todos los pueblos, también hecho en su tiempo con mucho sacrificio, con el agua muy fresca donde nos vemos cuando nos falta el agua de la traída. La iglesia, las escuelas y el lavadero son de patrimonio histórico, hay que conservarlos. Como ven mi pueblo está deteriorado porque hace tiempo ni le maquillan y se arregla. Le pasa lo mismo que a las mujeres que si no se pintan ni se arreglan parecen unas viejas. S.A.G. (La Vid de Gordón). Si los bares pusieran tan difícil tomar un cubata como lo es tomar la A-12 León-Astorga, el problema de los horarios hace tiempo que se habría acabado. El día 28 de diciembre (vaya por Dios, no había caído en la fecha) me dirigía con cierto retraso a una cita habitual en un pueblo cerca de Astorga. Las prisas me invitaban a estrenar la autopista. El mosqueo se inició cuando pasado La Virgen del Camino no encontré ninguna indicación que me orientara sobre la dichosa autopista. Ni una señal. Avanzaba hacia Astorga y comprobaba que la autopista estaba ahí, a mi izquierda, pero ni rastro de cómo entrar en ella. En San Justo de la Vega desistí del estreno y pensé que a la vuelta tendría una segunda oportunidad. Era ya de noche. Si me hubieran puesto el alcoholímetro, me habrían invitado a beber por no llegar al mínimo. Como verán, condiciones óptimas para dar con el nuevo trazado. Los ojos bien abiertos, la velocidad por debajo de lo establecido de las señales. Si me descuido aparezco en Benavente. Pero como tenía el día peleón, dí la vuelta en la primera salida de la A-6 y volví para Astorga empecinado en estrenar la autopista de las discordias. Por fin lo logré. Pagué los 3,17 euros y cuando estaba a la altura de La Virgen del camino no me fui para Oviedo de p. casualidad. Hasta la salida está complicada. ¿Para qué tantas prisas en inaugurarla? ¿De quién es la culpa de tanto desaguisado? Del «Prestige», seguro. O de los técnicos. O de la oposición. O mía, por ponerme a viajar un 28 de diciembre. Julio Sánchez Valdés (León).

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