La aliada de Aznar

Ruth Alonso. ¿Una juez imparcial o una aliada de terroristas? Ayer fue presentada como una auténtica colaboradora de ETA. No fue la primera vez. En otra ocasión concedió el tercer grado a un etarra, y entre todos la hicimos protagonista de uno de los más formidables escándalos de la Justicia. La historia se repite: ha vuelto a poner en libertad a dos presos de la banda criminal. Y lo hizo en el momento más delicado: justo cuando el Presidente Aznar está calentando a la opinión con su propuesta de cumplimiento íntegro de las penas. Con ello, la jueza irrumpe en el debate y se convierte, a su pesar, en agitadora de la polémica. La mujer que provocó la iniciativa de Aznar, ahora se convierte en su aliada. Su nueva decisión actúa como empuje para que la reforma planteada por el Gobierno como una necesidad sea una necesidad acuciante: ¡no se puede permitir que un terrorista salga de la cárcel! ¡No es tolerable que una jueza lo ponga en libertad, quién sabe si por miedo a la banda armada! Ese es el tono justiciero de las opiniones que se pudieron escuchar ayer en España. Ante ese tono, hay que serenarse y puntualizar. Ruth Alonso no es una insensata. Ruth Alonso aplica la ley. Cree que está haciendo lo mejor. Ayer la escuché en la radio y, además de razones legales, tiene razones humanas: ninguno de los terroristas que puso en libertad -más de ochenta- ha vuelto a participar en atentados. Los que han vuelto han sido precisamente los pocos que han cumplido íntegra la pena. Con ello, nos encontramos ante dos verdades: la suya y la del Gobierno. El cuerpo pide que ningún terrorista salga a la calle. Pero, ¿se puede negar a alguien la posibilidad de reinserción? Yo confieso que estoy confuso, pero incluso me da miedo decirlo: la marea de la opinión, hoy por hoy, está con la dureza y la intransigencia; con el lema de «pudrirse» en prisión. Este es un debate de sentimientos, no de razones.