El hospital de Astorga y la quimera de oro

Dice un viejo aforismo que ya citaban con frecuencia nuestros ilustrados del Siglo de Oro que «no hay peor sordo que el no quiere oír». Por similitud de moraleja también se hacía extensible a los ciegos. Este mal de cerrazón de mente y de obstrucción parece que ha atacado con singular virulencia a un número indeterminado de jerifaltes comarcales del Partido Popular. Cierto es, que en la acera de enfrente, también algún miembro destacado del PSOE local parece haber encontrado en el tema del hospital comarcal, la piedra filosofal. Hace unas semanas fue el senador popular Alfredo Prada quien, codo con codo, con el alcalde de la ciudad (que milita en las filas socialistas) daba sus bendiciones a esta quimera de oro electoral en que se ha convertido el controvertido hospital. Lo citábamos a los pocos días en la prensa provincial. El señor Prada se mueve en las bambalinas de la capital del reino, pero ahora las cosas han cambiado y es el gobierno autonómico, con sede en Valladolid, el que manda y decide, en estas cosas y en casi todas. El senador Prada (hay que recordarlo) fue apeado, junto con el diputado Morano, de la ejecutiva regional popular en el último congreso celebrado hace poco más de dos meses en el Auditorio de la capital leonesa. El que quiera entender lo tiene fácil: Madrid da lustre y relumbrón, pero el poder fáctico lo tiene Valladolid, y puedo asegurar con toda la certeza del mundo que en los planes del presidente Juan Vicente Herrera, del ponsejero de Presidencia, Alfonso Fernández Mañueco (número dos en la escala de mando ejecutiva) y del más que probable continuador en la próxima legislatura, Carlos Fernández Carriedo, actual consejero de Sanidad y Bienestar Social y portavoz de la Junta, no entra en absoluto, ni remotamente, la construcción de un hospital comarcal en Astorga. Pese a ello, y a sabiendas (lo que es reincidir en el error), hay un grupillo de abanderados del Partido Popular que detentan cargos diversos en la junta comarcal y en la local de Astorga, que se empeñan, erre que erre, en hacer lema principal para la próxima campaña electoral municipal el asunto del hospital. El hospital comarcal que determinados políticos reclaman sin ningún fundamento incide, como se dijo anteriormente, en las zonas de La Bañeza, Astorga, La Cabrera y Órbigo. Un hospital se rige en su construcción por unos parámetros mínimos de rentabilidad sanitaria. Estamos hablando del orden de las cien camas. Entre las zonas de Astorga y La Bañeza juntas no se llega a 50.000 habitantes reales de hecho. La Cabrera (Enciendo, Truchas y Castrillo como municipios afectados) no rebasan los 2.215 habitantes, y la zona del Órbigo (Benavides, Carrizo, Cimanes, Hospital, Llamas, Santa Marina, Turcia, Villadangos, Villarejo, y Villares) apenas llegan a los 19.000 habitantes. Los datos son los oficiales que maneja la Consejería de Sanidad de la Junta. No son, pues, de cosecha propia. Estamos hablando de un total aproximado de 70.000 habitantes. Pues bien, yo pregunto a esas mentes tan bien dotadas que reclaman con insistencia un hospital. Para la cobertura sanitaria de ese volumen de población, es absolutamente inviable la construcción de un hospital incluso de la mitad de camas (hablamos de 50 en este caso). El pasado lunes, día 23, ha entrado por fin en funcionamiento la autopista León-Astorga. El tiempo que puede invertir una ambulancia en desplazar un enfermo desde cualquier punto del área geográfica que comprenden estas zonas básicas de salud se ha reducido considerablemente. Si el trayecto es desde Astorga (punto de inflexión de la comarca), hasta el Hospital de León, el tiempo real de recorrido se acerca a los 25-35 minutos (son 38 kilómetros de distancia). El Hospital de León es un edificio colosal que en el momento que esté terminado, y las obras van a muy buen ritmo, contará con 850-870 camas, y una infraestructura de atención global verdaderamente ejemplar. Entre otras muchas mejoras se ha ampliado notablemente el número de quirófanos, por citar un solo ejemplo. Con todos los datos aportados, que se podrían ampliar con cifras y planos (lo que es factible hacer a requerimiento de cualquier interesado en el tema), parece un auténtico dislate ser reiterativos con la murga de un hospital comarcal. Solamente los ignorantes en materia asistencial (que parece que abundan) pueden venir insistiendo en un tema que no tiene el mínimo fundamento técnico-práctico. Lo triste es que algunos de nuestros políticos comarcales no acierten a ver el verdadero quid de la cuestión. Esto es: en el caso concreto de Astorga, y dejando para mejor ocasión el análisis de La Bañeza y del Órbigo, cuánto más interesante no sería el tratar de mejorar el centro de salud, sobre todo en medios técnicos.