Diario de León
Publicado por
Federico Abascal
León

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Limpieza Antonio Mingote su delicioso libro «Historia de la gente» afirmando que al principio la gente eran sólo dos, lo cual, visto desde nuestra perspectiva multitudinaria, simplificaba de modo muy notable los problemas de emparejamiento. Ahora es distinto. El emparejamiento humano ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, y la especie animal/espiritual a la que pertenecemos, una vez multiplicada, con indudable desorden en muchos espacios del planeta, se plantea ya formas de emparejamiento muy diversas, tan alejadas de la unión promiscua como del rito sacramental, pero orientadas siempre al disfrute de los mismos derechos. Acaba de rechazar el Parlamento Europeo la aprobación del matrimonio entre homosexuales, aplazando el asunto en espera de concreciones, es decir, de modo indefinido. Ha aprobado, en cambio, la igualdad de derechos entre los matrimonios propiamente dichos, religiosos o civiles, y las uniones de hecho. No se trata, vaya esto por delante, de una legislación obligatoria, pues sólo se trata de instar a los países de la UE a que sigan este criterio parlamentario. Pero el asunto despierta en cada uno de los quince países socios la diversidad de opiniones y convicciones que caracteriza a sus respectivas sociedades. Únicamente Holanda acepta los matrimonios entre personas del mismo sexo, y en España, con su pluralidad fascinante, admite o no las uniones de hecho, según la comunidad autónoma de que se trate. No ha entrado en nuestra inacabable precampaña electoral el problema de los matrimonios del mismo sexo, por ser una cuestión que admitiría largas demoras antes de verse moral, social y políticamente abordada, si es que algún día llegara a abordarse, pero el problema de la adopción por parejas homosexuales ya es un tema de actualidad, inmerso en las disensiones políticas del momento. Los emparejamientos de hecho son hoy en día una realidad social, hasta el punto de que, observados desde el ángulo estadístico de la procreación, nos brinda el dato de que, en el año 2001, un 19% de los nacimientos se produjo fuera del matrimonio, religioso o civil. Uno de cada cinco nacidos en ese año ha sido engendrado por uniones de hecho, generalmente, aunque no necesariamente, heterosexuales, lo que justificaría la igualdad de derechos con respecto al matrimonio canónico o civil que la Eurocámara propugna. Y de ahí se derivaría el problema, más que tangencial, de la adopción por parejas del mismo sexo, sobre la que hay en España opiniones opuestas y hasta enfrentadas, y que formarán parte de la campaña electoral a pesar de la extremada delicadeza de la cuestión.

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