Diario de León

DESDE LA CORTE

Siempre se llega tarde

Publicado por
Fernando Ónega
León

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Los presupuestos vascos parecen «cousa do demo». O los ha mirado un tuerto. O alguien tiene mal de ojo. Cuando todavía no habíamos digerido la maniobra que dejó malparado a Mayor Oreja, viene el Tribunal Constitucional y declara nulos los del año anterior. Es decir, los ya vencidos y gastados de 2.002. Para el PSOE y el PP es un motivo de alegría que no pudo ocultar Carlos Iturgaiz: lo primero que hizo fue pedir la dimisión de la vicepresidenta del gobierno vasco. Para el Gobierno Aznar, es una victoria jurídica, porque es quien los ha recurrido ante el alto Tribunal. Pero es una victoria que vale de poco en la práctica. No se puede «desgastar» lo gastado. No se puede recuperar ni un euro. Ibarretxe recibe un varapalo jurídico, pero en nada le afecta a la estabilidad ni le obliga a rectificar lo pasado. Para lo único que vale esta sentencia es para devolver la decaída moral a la oposición en Euskadi, para decir a su electorado que la razón legal no está del lado nacionalista, y para crear un criterio máximo para nuevas situaciones de conflicto o de interpretación de la Ley. Ignoro si es mucho o poco, pero es lo que hay. La cuestión urgente hoy es que las sentencias del Constitucional siempre llegan tarde. Esta es la que menos ha tardado, puesto que fue admitida a trámite hace poco más de seis meses, el 3 de junio. Pero, entre lo que tardaron los abogados en preparar el recurso, lo que se tardó en admitirlo y lo que se tardó en sentenciar, hubo tiempo para hacer otros presupuestos y para que entren en vigor. Lo mismo ocurrirá con los actuales, los de 2.003. Otra vez está tardando el gobierno en estudiar si presenta recurso. Cuando lo haga y el Constitucional decida, estaremos en 2.004. Es una hermosa forma de cumplir la ley. Si Ibarretxe quiere seguir ignorando la Constitución, puede seguir haciéndolo. Cuando le digan que es ilegal, todo estará consumado. Y así, ¿hasta cuándo?

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