Cerrar
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

PARECE ser que el chapapapote continúa «chapapoteando» al PP. Había querido el presidente Aznar desviar la atención de lo que pasa en Galicia con su avalancha de medidas legislativas contra la inseguridad ciudadana cuando le explota el caso de Cuiña. Claro que lo de Cuiña viene de lejos. Con motivo del Prestige, se ha descubierto que una empresa de su familia se lucró vendiendo material de limpieza para las playas a empresas relacionadas con la Xunta. Pero los negocios de las empresas de la familia Cuiña relacionados con el sector público ya fueron denunciados hace años en los medios de comunicación. Esto era conocido por todos en el PP gallego y en el PP nacional. A pesar de ello, Fraga mantenía a Cuiña como su delfín en el Gobierno de la Xunta contra viento y marea. Contra el viento de la calle Génova madrileña, sede nacional del PP, desde luego. Pero no ha podido aguantar, don Manuel, el envite de la marea negra y ha tenido que cesar a Cuiña como consejero y proceder a una remodelación de gobierno. La verdad es que el final político de Fraga va siendo patético. Menos mal que en estos momentos sin duda amargos y penosos, tendrá el consuelo cercano de su amigo y correligionario de cuando Franco, Martín Villa, que ha sido nombrado Comisario para gestionar todo lo referente al desastre del Prestige. A Galicia tendrá que acudir con frecuencia en función de su cargo, y allí podrá reunirse con do Manuel y darle palabras de amistad y consuelo. Lo que son las cosas. Después de tantos años y tantas vicisitudes como vivieron juntos, las circunstancias han querido que estos dos políticos del antiguo régimen dictatorial se hayan encontrado en Galicia, en su ocaso político, metidos de lleno en el chapapote ocasionado por el Prestige. Fraga, salpicado por el fuel y Martín Villa, tratando de «limpiar», de quitar las manchas del pegajoso alquitrán. Las manchas del propio Fraga y las muchas del mismísimo Aznar.

Cargando contenidos...