TRIBUNA
Porto Alegre III
Hoy, 23 de enero, empieza en Brasil el tercer Foro Social Mundial de Porto Alegre. En pleno y agobiante verano austral, la prefectura del Estado de Rio Grande do Sul se vuelve a convertir en la capital mundial de la galaxia de los antiglobalización. Y va a verse de nuevo invadida por una alegre muchedumbre de jóvenes venidos de las cuatro esquinas de la Tierra para decirle una vez más a la globalización liberal, un rotundo ¡no! Aunque aquí la protesta no es de manifestaciones ni de barricadas, sino que toma la forma de conferencias, coloquios y debates. En un esfuerzo por proponer cambios, esbozar modificaciones y avanzar proyectos que transformen la inhumana lógica económica actual y permitan la construcción de una sociedad diferente. Los que vienen aquí creen, en efecto, que otro mundo es posible. Este año va a ser el foro de todos los foros. Venidos de ciento veintiún países, más de treinta mil delegados representarán a más de cinco mil organizaciones y asociaciones, y participarán en las decenas de eventos previstos, en los centenares de conferencias, paneles, testimonios, mesas de debate y de diálogo, y en los miles de talleres y de seminarios... El contexto político va a ser particularmente eufórico en el nuevo Brasil del presidente Lula. Sobre todo porque, en sus primeros pasos como presidente de izquierdas, el candidato de los pobres está respondiendo a las esperanzas de sus electores más modestos. Ha lanzado el programa Hambre cero, ha anulado un contrato de compra de aviones de guerra para consagrar ese dinero a la adquisición de alimentos para los más necesitados. Se ha llevado a sus ministros a recorrer el Brasil de los olvidados para que ninguno diga que ignoraba la dimensión de la miseria y de la marginalidad. Ha movilizado a las fuerzas armadas para que participen en la reconstrucción de las infraestructuras del país. Le va a dar títulos de propiedad a los habitantes de las favelas... En menos de un mes, millones de brasileños están descubriendo que, con voluntad política, un dirigente político honesto puede empezar a cambiar radicalmente las cosas. Lula, es seguro, vendrá a Porto Alegre, que siempre ha sido un baluarte del Partido de los Trabajadores -aunque su candidato al puesto de gobernador haya sido derrotado- y varios gauchos -como se les llama a los habitantes de Rio Grande do Sul- son ministros de su gobierno. Esta atmósfera festiva ha de estimular a decenas de miles de latinoamericanos a acudir al Foro Social Mundial. El primer año hubo unos 15.000 participantes, el año pasado ya fueron 70.000 y esta vez se esperan más de 120.000... Las grandes conferencias, como las que dará por ejemplo José Saramago, tendrán lugar, para evitar lo que ocurrió la pasada edición con Noam Chomsky, en un estadio de baloncesto -O Gigantinho- cuyo aforo es de ¡más de 15.000 personas! Yo mismo daré, en ese impresionante ambiente, una conferencia sobre el rol de los medios de comunicación en la era de la globalización. Este año, entre las principales preocupaciones del Foro, está precisamente la colosal influencia ideológica que han adquirido los grandes grupos mediáticos internacionales. Y que en ciertas circunstancias pueden alistarse en una batalla directamente política contra los intereses de la mayoría de los ciudadanos humildes. Como es el caso actualmente en Venezuela, donde los grandes medios, olvidando toda deontología, lideran la odiosa campaña de hostigamiento contra el presidente constitucional Hugo Chávez. En Porto Alegre se montará un «muro de la vergüenza» donde se expondrán testimonios demoledores de la acción deshonesta y mendaz de los medios venezolanos. En el mismo espíritu, lanzaremos el Observatorio Internacional de los Medios (Media Watch Global), ONG mundial que a partir de ahora funcionará, a escala planetaria, como principal contrapoder frente al poder inaudito de los grandes grupos mediáticos. Las otras principales preocupaciones del Foro son: la guerra anunciada contra Irak, la necesidad de alternativas a la hora del surgimiento del imperio militar norteamericano, el nuevo curso político en América Latina, el deseo de una nueva Europa menos liberal y la preparación de las protestas antiglobalización del 2003. ¡Un gran Foro, en suma, que, una vez más, dará mucho que hablar!