ELMIRADOR
Condumios grasientos
SUERTE dispar ha corrido últimamente la comida cutre en los tribunales: de una parte, un juzgado de Barcelona ha condenado a la empresa que comercializa las patatas fritas de bolsa Lay"s mediterráneas a cambiar el envase del producto, pues en él se sugiere que están elaboradas con aceite de oliva y no, cual ocurre en realidad, con enigmáticas grasas que según me cuenta un transportista de los que abastece a la empresa podrían estar emparentadas con el aceite de palma; y de otra parte, la multinacional McDonald"s salió absuelta en Washington del delito de provocar enfermedades (diabetes, hipertensión, obesidad...) a un montón de niños americanos con sus grasientos condumios de fast food. Raro hubiera sido que McDonald"s, empresa que cuenta con 30.000 locales de todo el mundo, que es la mayor compradora de carne y patatas del planeta, la principal inversora inmobiliaria del universo, una de las más importantes comercializadores de juguetes de la galaxia y que emplea a un millón de personas, raro es, ya digo, que semejante emporio fuera condenado por incitar a las criaturas y al público en general a consumir aquello que lo ha convertido en poderosísimo emporio transnacional precisamente y no sólo económico, sino también político y cultural, pues quien ingiere sus productos, aparte de ponerse como zurullo, ingiere con ellos la filosofía americana. También es raro, ciertamente, que Snack Ventures, S.A. la de las patatas Lay"s mediterráneas, haya sido llamada al orden en un país donde los abusos y mistificaciones de la publicidad son constantes, pero quizá se explique por la valentía y rectitud del juzgado y porque es el colmo que, sobre crear necesidades inexistentes y relacionar el consumo de productos con la conquista de la felicidad, se venda algo opuesto a lo que se anuncia, en este caso, grasas misteriosas por aceite de oliva. Reconforta pensar, en todo caso, que le queda algo de resuelto y de voluntad a la ley para enfrentarse a los continuos excesos del mercado.