Diario de León

crónicas bercianas

Olor a venganza

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HABRÁ vendeta tras el 25 de mayo en la capital del Bierzo. Es lo único que tengo casi seguro desde aquí hasta entonces. Y será sonada dentro de cada uno de los partidos mayoritarios, dependiendo afortunadamente de los designios de los electores ponferradinos. Si Carlos López Riesco gana la alcaldía con un margen suficiente de distancia sobre el PSOE, a la candidata Charo Velasco le pasarán una crudísima factura en los despachos locales, provinciales, regionales e incluso en los federales. Si Velasco simplemente se acerca a la docena de ediles, y no digamos si gana los comicios, a Carlos López Riesco y compañía, sus correligionarios le colocarán un traje con más hormigón del que se empleará en los próximos diez años para cultivar La Rosaleda. El 26 de mayo habrá muchas sonrisas disfrazadas de rictus apesadumbrados entre quienes nunca han logrado el poder absoluto en Ponferrada o bien entre los que lo han ido perdiendo con el paso del tiempo y de las elecciones. Será el fruto de la confección de dos candidaturas municipales que se coronan sin el consenso que sería deseable, pero que no nos engañemos, nunca llega a ser alcanzable. Aunque en esta oportunidad, más que nunca, el acuerdo ni siquiera se haya buscado porque entre otras cosas resultaría prácticamente una quimera. Por las diferencias personales irreconciliables en el seno de las filas populares, y por las distancias siderales que existen en planteamientos políticos entre socialistas. Lo de Carlos López Riesco viene ya de muy atrás. De cuando era delfín, aparentemente eterno, de Ismael Álvarez, quien por cierto pese a quien le pese en sus obsesivas fobias, de no ser por sus críticos avatares personales y judiciales, arrasaría de nuevo en las urnas el 25-M sin mayores paliativos. Lo de Charo Velasco, en cambio, es mucho más reciente. Desde que barriera a escobazos de la administración orgánica del partido a sus dominadores durante muchos años. Pero éstos últimos, como ya se pudo intuir ladinamente tras la asamblea en la que el sábado se designó a los integrantes del cartel del PSOE, no pecarán de torpes, porque sobre todo alguno de ellos es más que listo. Aparentarán una comedida adhesión a la renovada candidatura, aunque muchos ni siquiera vayan a votarla de aquí a cuatro meses, y tengan preparada, por si hay desastre, una extensísima relación de «yadecíayo». Afortunadamente, serán los ponferradinos los que el 25 de mayo pasen como apisonadoras sobre los engorrosos y turbios manejos de los aparatos partidarios, aunque a la postre también terminen dando la razón a uno u otro bando de discrepantes. Entretanto todavía tendremos que desayunarnos más de un día con alguno que, al hilo de las revolucionarias doctrinas británicas, proponga por ejemplo subvencionar la compra de «play-stations» a los cerdos más estresados del municipio. Porque siempre quedará algún lerdo que piense que la Sony o la Nintendo podrían curar jamones en el Pajariel.

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