Diario de León

TRIBUNA

Por un cambio en el medio rural

Publicado por
Domingo Fuertes. Círculo Empresarial Leonés
León

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Desde nuestra realidad territorial, en una extensa provincia de marcado carácter rural donde los tradicionales recursos agroganaderos han venido combinados con el ocaso de la minería, observamos la evidencia cotidiana de las enormes dificultades por las que atraviesan las pequeñas y medianas empresas y los autónomos de comarcas como Sahagún, La Bañeza, Astorga, Cistierna, ... que ven cómo entran en vías de extinción gran parte de los negocios instalados y cómo se convierte en una quimera poner en marcha una iniciativa empresarial. Muchas de las rentas de la provincia de León están ligadas en mayor o menor medida al campo; sin embargo, la despoblación, el abandono de las actividades tradicionales, la reconversión minera, la despreocupación por el medio ambiente, la falta de estímulos, etcétera, están haciendo peligrar el futuro de las comarcas leonesas y la supervivencia de las actividades económicas que aún perviven. El Círculo Empresarial Leonés ha venido preocupándose por la situación y las expectativas de los empresarios del entorno rural y sigue trabajando codo a codo con ellos en el fomento del asociacionismo como motor del cambio y del despegue rural. Como consecuencia, ha nacido una inquietud común compartida con los emprendedores de varias comarcas leonesas para redefinir el concepto de asociación empresarial y posibilitar el desarrollo económico y la promoción social y profesional de estas zonas. Tenemos el convencimiento de que las agrupaciones empresariales tienen que renovarse si quieren lograr la participación de quienes las integran y la adhesión de nuevos socios. Las asociaciones gremiales al uso, tal y como las conocemos, no ofrecen las mayores garantías de éxito en la tarea de redinamizar el medio rural. Más bien se preocupan de defender los intereses particulares y absolutamente legítimos, de actividades o gremios concretos. Sin embargo, estamos convencidos que la línea de trabajo útil y eficaz pasa por conseguir un modelo de asociación empresarial intersectorial que contemple de forma global los problemas económicos de una comarca determinada y trabaje con la idea de revitalizar la zona en su conjunto a través de la cooperación empresarial y una estrategia común previamente definida. Es importante crear las condiciones socioeconómicas aptas para captar nuevas inversiones en el ámbito local de empresarios que no siempre encuentran oportunidades de negocio viables desde una perspectiva rentable, de forma que sus efectos positivos de desarrollo repercutan en toda la comarca. Muchas veces, las empresas no consideran su propia localidad como una buena oportunidad de mercado. A pesar de ello, la interacción con otras empresas, en el marco de las asociaciones, y con las administraciones públicas puede permitir la creación de condiciones jurídicas, administrativas, fiscales y tributarias que mejoren las oportunidades comerciales locales, posibilitando un progreso en los sectores secundarios y terciarios de la comunidad implicada. En este sentido, el CEL intenta diseñar y llevar a cabo acciones innovadoras para el desarrollo de las comarcas leonesas en colaboración con las asociaciones empresariales locales, -Asemac, Ageba, Stic-, a las que prestamos nuestro asesoramiento y apoyo constantes. Bajo nuestra forma de entender la asociación, uno de los objetivos más importantes es que los empresarios asociados se sientan respaldados en sus negocios y que encuentren en la fuerza del conjunto su fuerza individual. Con mucha frecuencia, el obstáculo más importante al que nos enfrentamos como asociación empresarial es el fuerte individualismo de los propios empresarios. Los emprendedores suelen ser personas de un acusado pragmatismo y de una fuerte personalidad y ambas características tienden al individualismo. Hay que cambiar esa forma de ser, haciéndoles comprender que su competitividad requiere necesariamente que cooperen unos con otros, para dar respuestas colectivas a problemas igualmente colectivos. Si lo que pretendemos es el desarrollo rural, éste no se mide sólo por el incremento de beneficios empresariales individuales, sino fundamentalmente por un crecimiento cultural y social amplio. La ubicación de una actividad económica en el medio rural genera unas deficiencias que a veces llegan a imposibilitar su actividad: la falta de infraestructuras de transporte, de redes energéticas seguras, de mano de obra cualificada en la zona, la inexistencia de servicios de mantenimiento rápidos y eficaces son hándicaps a los que se enfrentan con más imaginación que medios. Por otro lado, las políticas que se llevan a cabo en el campo siguen quedándose en la superficie de un sector primario subsidiado, ignorando a los centenares de microempresas existentes en el medio rural que para su supervivencia requieren no subvenciones sino opciones que les permitan llegar al mercado con productos, marcas, calidad e incorporación de servicios logísticos adecuados. Sin duda, la cooperación de las administraciones públicas es imprescindible, si lo que se persigue es el desarrollo de la calidad de vida de la ciudadanía y el crecimiento económico local. Algunas acciones que podrían llevar a cabo son: actividades ligadas al crecimiento de las ofertas empresariales, ayuda financiera, estímulo a la formación educacional para grupos desfavorecidos y para la gestión empresarial, asistencia técnica para la innovación tecnológica, promoción de una cultura empresarial idónea y orientada al autoempleo, mejora de la flexibilidad y accesibilidad administrativa ante las empresas locales, políticas de exportación y comercialización de bienes y servicios locales... Más allá de estas premisas, el factor más importante para el desarrollo rural es el propio mercado y como motor intermedio la industria. Por eso, desde el CEL creemos que es necesaria una vinculación cómplice entre la agricultura y la industria ya que en la actualidad existe una creciente ignorancia mutua. Ante la creciente complejidad del mundo en el que nos movemos, las asociaciones empresariales debemos ser un permanente motor de cambio, con capacidad para promover el futuro y para orientar a las empresas en la dirección acertada y si ese papel no lo realizamos nosotros, nadie nos va a sustituir, resultando a la postre, un empobrecimiento general del sector económico y de la sociedad en su conjunto.

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