EN BLANCO
Candidato Robot
Gentes de perfil autoritario han conseguido ganar elecciones por mayoría absoluta. Tal es, por ejemplo, el caso de Manuel Fraga, reiteradamente acreditado por las urnas en Galicia. Existen personas sin el menor atractivo físico ni anímico, cuyos nombres no es imprescindible citar, que también han conseguido brillantes resultados electorales, sin que falten triunfadores absolutamente desagradables que, amparados por unas siglas, se hayan alzado con el poder. Hay quien vota a conciencia a un mentiroso o a un candidato de dudosa honradez y de pasado confuso, si cree en su habilidad, en su capacidad para conseguir acuerdos o en sus cualidades para improvisar soluciones o resolver problemas. El candidato ideal no existe: tendría que ser inteligente, sin llegar a irritar por ello; honrado, pero flexible; sincero, pero capaz de callarse a tiempo; con ideas, pero sin que se le noten mucho; sensible ante los problemas sociales, sin despertar recelos entre los ricos; guapo, pero no demasiado y simpático, aunque sin pasarse de dicharachero ¿quién entre los delfines de José María Aznar responde mejor a este retrato? Evidentemente, todos se caracterizan por su prudencia, pero por poco más: parecen bastante tristes, sosos y con escasa capacidad de liderazgo, pero además de que el definitivo candidato del PP se va a encontrar enfrente con algo parecido, detrás cuenta con una gran organización y con la imagen de su partido.