Diario de León
Publicado por
Manuel Alcántara
León

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El precio del barril de petróleo, esa es la cosa. Desde la célebre crisis del año 2000 nunca esa pesada cometa redonda, símbolo de nuestra época, había subido tanto. Ahora está en 33 dólares, pero la vocación del barril de petróleo es alcanzar más altas cotas. El apoyo de Putin a Alemania y Francia para darle más tiempo a los inspectores está frenando su alza, pero ya sabemos que hay paradas que sirven para coger carrerilla. Nada más sensible a las situaciones bélicas que el coste de ese líquido que es la sangre de nuestro tiempo y que de vez en cuando pide más sangre de la otra, de la que siempre, oh Dios, fue colorada. Deidades de cintura ancha son los barriles. Rodrigo Rato dice que la recuperación económica mundial no será posible si el precio del crudo no se sitúa entre 20 y 24 dólares el barril. Si Estados Unidos se empeña en machacar a Irak y los venezolanos insisten en no querer entenderse entre ellos, lo tenemos crudo. Las encuestas aseguran que el 90 por ciento de los españoles no quiere la guerra. Ni los actores, ni los rectores de Universidad, ni usted ni yo. Tampoco le gustaba al historiador latino Tácito. «A robar, aplastar, violar, le llaman Imperio. Y cuando crean el desierto le llaman paz», dejó escrito allá por el año 100. Y eso que nunca oyó hablar del petróleo. Nadie desea la guerra, cuya única ventaja es que mientras dura puede reunirse mucha gente en Ginebra, con espléndidas dietas, para hablar del desarme. Nadie quiere la guerra, salvo los que la quieren con toda su alma color petróleo. Está en juego la calefacción de nuestra casa y el combustible de nuestro coche. Según los expertos, Irak podría producir ocho millones de barriles al día. De momento están celebrando «la fiesta del cordero» y preparando hombres-escudo para el gran festejo que les espera cuando la guerra estalle. Ya ha estallado en la OTAN, que se ha roto por tener el valor del «no» a EEUU. El precio del barril de petróleo, esa es la cosa. Eso es lo que nos tiene sentados en un barril de pólvora. Y fumando.

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