Manuel Martínez, concejal Carta abierta al Gobierno español Romper una lanza por Cáritas A los Oscar no les dicen que no
Tras leer con asombro las opiniones sobre Manuel Martínez, referentes a la desconfianza hacia el trabajo que puede llegar a desempeñar sin haber accedido aún a su puesto, me parecen de una imprudencia extrema, sin fundamentos y propias de gente caciquil. Recordar que no sólo tira una «piedra» lo más lejos posible, sino que hasta llegar a ser un deportista de élite le ha sido necesario ser parte implicada en muchos de los estamentos que integra el deporte: escuelas deportivas, federaciones, patrocinadores, preparadores, ayudas, subvenciones, convenios con las instituciones, contratos, centros de entrenamiento, relaciones con los medios de comunicación, entendimientos con órganos superiores de deporte, etcétera. Nadie mejor que un deportista internacional, nacido y formado en León, para identificar las necesidades de nuestro deporte, sus posibilidades de desarrollo y su proyección nacional. Ahora que un profesional se compromete a trabajar por los demás, démosle, al menos, la oportunidad de demostrar lo que vale, que a priori, y muy a pesar de sus detractores, reúne muchas de las condiciones favorables para realizar una gran labor. María González Rodríguez (León).Desde aquí les quiero preguntar por qué apoyan una guerra destinada a enriquecer a las compañías petroleras cercanas al señor Bush, en lugar de dedicar esos esfuerzos y dinero a evitar el hambre en el mundo. ¿Cómo puede ser que no vean que España no quiere guerras? ¿No es suficiente muestra que los y las jóvenes españolas les dejen sin cubrir las plazas que el ejército español convoca para Soldado Profesional? Y eso que lo intentan, diciendo que son cuerpos de paz, que si la solidaridad, que si la formación, que si la aventura... Nada, ya ni con los inmigrantes llenan los cupos (sí, esos mismos inmigrantes a los que no quieren para otras cosas, ¡qué paradójico!). ¿Por qué ante la guerra están tan decididos a actuar, y ante la catástrofe del Prestige, que no era una hipotética amenaza, sino una realidad de miseria para una gran parte de este país al que sirven -o dicen servir-, se dedicaron a desparramar fuel por medio Océano, sin decidir qué hacer, como si les viniera grande el problema desde el principio, o no les preocupara lo más mínimo? ¿Por qué en un país con la trayectoria democrática como la española, se pone el grito en el cielo porque unos actores, con todo su derecho, lleven en su pecho una declaración de su forma de pensar? Forma de pensar a la que los controlados medios de comunicación españoles cierran las puertas, y prueba de ello es la brutal desinformación ejercida en todo el caso «Prestige». O la total silenciación del grito de los millones de personas que cada día protestamos de todas las maneras que tenemos a nuestro alcance, por el empecinamiento de este gobierno que ya no podemos sentir nuestro, y que actúa de modo totalmente unilateral para apoyar una guerra que, insisto, no queremos. Carlos Pérez Gil (Correo electrónico).Y es que hoy hablar de aportación a los derechos humanos parece ser coto privado de oenegés o movimientos laicos. No se puede negar la eficaz existencia y asistencia de estos fenómenos filantrópicos o vaya usted a saber qué hermenéutica insuflan a sus actuaciones... Sin embargo se silencia un torrente caudaloso no de bastarda filantropía sino de sublime amor -así con mayúsculas- que en el año 2001 invirtió más de 165 millones de euros en programas contra la pandemia de la pobreza, exclusión social, drogodependientes, inmigrantes, mujeres maltratadas y hombres -que también existen-, la infancia, los jóvenes, enfermos de sida, personas discapacitadas, comunidad gitana o población reclusa etcétera, etcétera, programas dirigidos, en definitiva, hacia los grupos de población más vulnerables y desfavorecidos. Una red integrada por más de 68 Cáritas diocesanas y más de 5.000 Cáritas parroquiales. La vasta actividad que lleva a cabo Cáritas incluye aspectos como las actividades de formación y promoción del voluntariado, o el trabajo desarrollado en las áreas de investigación social, documentación, comunicación y publicaciones. En la gestión de estas actividades sólo ha destinado a gastos de administración el 5% de sus recursos. Me gustaría saber lo que invierte en burocracia y administración -v.g. Greenpeace o Los Verdes, etcétera-, y de dónde extraen el preciado mineral de sus abundantes recursos. Cáritas tiene las cuentas a la vista, claras como un manantial en la alta montaña. 70 de cada 100 euros invertidos por Cáritas proceden de almas caritativas, generosas, anónimas, que no anhelan aplausos, honores ni medallas condecorativas. Anatolio Calle Juárez (Navatejera).