¿Hoya u olla del Bierzo?
No pretendo remedar a Fernando Lázaro Carreter, del que por cierto he visto en las librerías una nueva edición de su libro El dardo en la palabra, en el que fustiga el mal uso que muchos hispohablantes hacemos de nuestro idioma, o en el que con rigor de maestro matiza el sentido de ciertos vocablos o expresiones mal empleados. Ni tengo conocimientos filológicos ni tampoco pretendo, ni mucho menos, meterme ahora en camisas de once varas, entrando como pulpo en una cacharrería; pero sí me gustaría hacer alguna matización, que en parte caen en mi campo de estudio, sobre los términos hoya y olla aplicados al Bierzo. En realidad es algo de lo que deseaba escribir hace mucho tiempo, pero siempre lo había pospuesto. El motivo me lo dio ayer la presentación, en el campus universitario de Ponferrada, de una asociación para la promoción de la agricultura ecológica, denominada Asociación de Agricultura Ecológica La Olla del Bierzo. El objetivo de tal asociación es realmente loable y, por supuesto, me inspira el máximo respeto. Creo que el Bierzo, comarca en la que desde hace muchos años buena parte de sus viñedos, por ejemplo, no se aran, eliminándose las hierbas con productos fitosanitarios, con venenos, necesita el revulsivo de una asociación que defienda otra agricultura alternativa. El nombre Olla de Bierzo, sin embargo, me ha chocado. Es simpático y nada tengo en contra del mismo, pues doy por supuesto que habrá sido elegido porque con él se quiere aludir a alguna peculiaridad de la agricultura berciana, que desconozco, o tal vez rasgos morfológicos de la propia comarca. No lo sé, y por eso pongo el nombre en interrogación en el título del comentario. De todos modos, creo intuir no por qué se han dado ese nombre, pero sí el origen del mismo. Como la asociación tiene su sede en Cacabelos, probablemente fue tomado de un folleto publicitario, que sobre la villa del Cúa publicó el Ayuntamiento en tiempos del alcalde José A. Morete, y cuyo texto es obra de un conocido publicista de la capital, que no tengo el menor interés en nombrar. En él, tanto el alcalde como el innombrado autor, hablan de Cacabelos como «centro de la gran olla berciana». No tengo nada que objetar a que, como metáfora, se compare al Bierzo con una olla, cada uno es muy libre de usar este tipo de figuras literarias, sobre todo si sabe por qué las está utilizando. Sin embargo tengo dudas de que quienes utilizan el termino «olla» pretendan identificar al Bierzo con una «vasija redonda de barro o metal, que comúnmente forma barriga, con cuelllo y boca anchos y con una o dos asas para cocer alimentos, calentar agua, etcétera», que es como la define el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. La comarca del Bierzo puede tener forma de vasija, incluso de olla, no lo discuto; pero ningún escritor, especialmente ningún geógrafo que yo conozca, ha utilizado ese término para referirse a nuestra comarca. Pero evidentemente puedo estar equivocado. El Bierzo es una fosa tectónica, una zona deprimida entre montañas; es decir, una «hoya», que según el DRAE, es un «llano extenso rodeado de montañas». Con todas las matizaciones que se quieran hacer a su geografía física, el Bierzo es un llano, surcado y drenado por el Sil y sus afluentes, que está rodeado, como si de un cíngulo se tratara, de montañas que lo aprisionan. Los geográfos, por ejemplo Manuel de Terán o Solé Sabarís en su conocido Manual de Geografía de España, siempre lo entendieron así. En ellos, varias veces, leemos la expresión «hoya del Bierzo», para caracterizar las peculiaridades geomorfológicas de esta comarca situada en los rebordes de la Meseta. No son los únicos. Si la mentada asociación, pese a lo dicho, quiere seguir denominándose Olla del Bierzo está en su derecho, y no tengo más que decir; pero creo que en el fondo de lo que ellos hablan es de la «Hoya del Bierzo». Yo obraría en consecuencia.