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Publicado por
Fernando Ónega
León

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Querido Javier Arenas: conozco la ilusión que usted ha puesto en quitar burocracia de la Administración. Con ese fin ha llevado al Consejo de Ministros un decreto que suprime papeles y certificados. Es una pequeña gran reforma administrativa a favor del ciudadano. Nadie nos podrá pedir, por ejemplo, esa documentación que el Gobierno tiene de oficio. No nos volverán a humillar pidiéndonos la declaración de la renta para pedir una beca. La Administración Tributaria dejará de torearnos reclamándonos los recibos de la Seguridad Social, sólo para retrasar una devolución de cien euros. Sí, señor: esto es progreso y modernidad. Si a mí me devolvieran el tiempo perdido en solicitar y entregar certificados en ventanillas oficiales, empezando por aquellos vergonzantes de «lealtad al Régimen», quizá ganaría un año de vida. Después de poner esto en práctica, «Vuelva usted mañana". Dos millones de funcionarios aligerados de papeles y de interminables filas podrán, por fin, atender sin agobios al contribuyente y leer sin miedos el periódico. Internet nos permitirá resolver trámites desde casa. Y, como no habrá que andar de oficina en oficina y para entregar un impreso -por cierto, siempre mal cuplimentado, porque somos unos torpes-, mejorará el tráfico, ahorraremos combustible y ganaremos calidad de vida. Es fantástico, ministro. Sin embargo, ayer he mirado las ediciones electrónicas de los periódicos nacionales, y nadie lo destacaba. Haga usted reformas para esto. Recorte burocracia para esto. La guerra, las explosiones, los sucesos más diversos, le han quitado los honores de los avances informativos. La buena noticia nunca es noticia, sobre todo cuando abundan las malas. Hasta para reformar la Administración hay que seleccionar fecha del calendario. Como te toque un mal día, ni lo intentes. Menos mal, señor ministro, que siempre les queda la televisión.

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