Diario de León
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Federico Abascal
León

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Sobre la política de Aznar en la crisis iraquí sabe poco el alto funcionariado de La Moncloa y prácticamente nada la sede de Génova 13. El único que lo sabe todo es el propio Aznar y ello está causando cierta desazón y un rígido silencio en las esferas dirigentes del PP, absortas ante su descorazonadora ignorancia. Sin embargo, tanto esas esferas dirigentes como el funcionariado de la presidencia del Gobierno conocen a la perfección la elíptica coherencia de la actitud de Aznar, ajustada a la resolución 1.441 del Consejo de Seguridad de la ONU, al hilvanado y ya deshecho acuerdo de mínimos que se alcanzó en la última cumbre de jefes de Gobierno de la UE, a la propuesta de resolución -ultimátum acuciante a Sadam Husein- que ha presentado Blair al Consejo de Seguridad, con la firma de Aznar y Bush, y al principio de que si quieres la paz, prepárate para la guerra. Ayer pidió en el Congreso toda la oposición, incluidos los nacionalismos catalán y canario -CiU y CC-, un pleno extraordinario a celebrar esta misma semana para que Aznar explicase, entre otros detalles de profundo calado, si España va a ir o no a la guerra contra Irak. El pleno merecía la pena, pues la UE sigue dividida como si su último acuerdo de circunstancias hubiera sido una estrella fugaz y así se ve que, de un lado, aparece la alianza entre Aznar y Blair, en sintonía con Bush, respaldados más discretamente por Berlusconi y el jefe del Gobierno búlgaro, Simeón de Bulgaria, heredero del trono al que ha renunciado, y de otro se consolidaría el eje francoalemán, cuya propuesta de prolongar hasta cuatro meses la inspección de la ONU en busca de arsenales iraquíes de destrucción masiva se ve apoyada por Rusia y, desde ayer, por China. La mayoría parlamentaria del PP rechazó la celebración del pleno o, más bien, lo pospuso hasta la próxima semana por la frenética actividad diplomática de Aznar. Y para no desairar a los parlamentarios, compareció ayer por la tarde ante el Congreso la ministra de Asuntos Exteriores, quien ya expone con soltura la coherencia estratégica de la política pronorteamericana del presidente. La oposición hace responsable de la política de Aznar a todo el PP, preguntándose el portavoz socialista Caldera dónde están Rajoy, Mayor Oreja y Rato, a los que no se les oye ni una palabra sobre el conflicto bélico que se avecina, con el grueso de la flota española lista ya en Rota para salir hacia rumbo desconocido. Sólo Ruiz-Gallardón decía ayer que en estas circunstancias el PP debía ser una piña.

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