Diario de León
Publicado por
Fernando Ónega
León

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La Fortuna es una diosa caprichosa. Su ahijada terrenal, la suerte, escoge a sus protegidos con extraños designios. Abandona a los elegidos a su antojo, sin tener presente ningún valor convencional: ni siquiera el interés público. Y últimamente, oh, misterios, se muestra poco generosa con el gobierno de la Nación. Anda tacaña, escurridiza, como enemiga. Cómo será la cosa, que ilustres escritores de renombre sólo encuentran explicación a la actualidad en la existencia de algún gafe en el poder; una especie de mal de ojo que no conjura ni Javier Arenas en los telediarios de fin de semana. Estas científicas reflexiones vienen a cuento de lo acontecido con los «terroristas» islámicos detenidos el 24 de enero en Cataluña. Fueron acusados de ser miembros de la terrorífica Al Qaeda. Aznar confesó que preparaban atentados «con explosivos y material químico». Eran casi peores que Sadam Huseín. Y ahora, un laboratorio militar ha descubierto que el peligroso material incautado era algo mucho más peligroso todavía en este tiempo: ¡material de limpieza! El informe todavía no ha llegado al juzgado, pero pueden ustedes darlo por bueno. Se cae uno de los argumentos del presidente. Si no tenía mucho crédito en sus diatribas contra Sadam, esto destroza parte de su discurso. Lo dicho: la diosa Fortuna le ha jugado otra mala pasada al Gobierno y, de paso, a la policía. Y la oposición, que no es nada comprensiva con los fallos de la suerte, ya salió a hablar de «bochorno» y de ridículo por boca de ese agnóstico llamado Llamazares. Hay que hacer algo. En lo personal, le he pedido a mi mujer que sólo compre detergentes de marca: nunca se sabe si nos harán un registro. En lo político, hay que ser indulgentes: un fallo lo tiene cualquiera. Y en lo sobrenatural, hoy es el día clave: la bendición de Su Santidad al señor Aznar seguro que lo libera del puñetero gafe. Y de paso, de los malos pensamientos.

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