VUELTA DE TUERCA
Abrir puertas
Los directivos de la Cultural reconocen que se han equivocado. Es un buen punto de partida para evitar panoramas tan desoladores como que un estadio nuevo y flamante, capaz para cerca de 14.000 personas, parezca un desierto. Los precios, claro. Falta una reflexión en busca de un equilibrio más racional entre las comprensibles necesidades de dinero y entre la necesidad de ir amasando afición. No pueden desprovecharse las contadas ocasiones (el último domingo, por ejemplo) en las que, al menos a priori, el partido aparece con todos los alicientes capaces de atraer a la afición. No es hora de cerrar puertas sino de abrirlas. Y esto no equivale a gratuidad sino a racionalidad.