Primeras consecuencias

Los efectos de la guerra contra Irak se han anticipado a su declaración. Estadísticamente son mucho más numerosos los que repudian la guerra, incluso en los Estados Unidos, pero sucede que quienes la desean son más influyentes. Cuando uno de los dos quieren, ambos acaban a hostia limpia. El caso es que el conflicto bélico que todavía no ha estallado oficialmente está teniendo sus consecuencias primeras. La postura de Francia, inequívocamente contraria a que se arrase un país para desmontar del poder al hombre que lo tiraniza, ha hecho que caiga en picado la venta de champán francés y que suba clamorosamente la venta de cava español. En Cataluña se hace muy bien, esa es la gloriosa verdad, pero si me dieran a escoger, sería acusado de mal patriota. Nada como el Jerez de Jerez, el Rioja de Rioja y el Champán de una comarca llamada Champaña. Es la bebida más alegre del mundo. Está llena de muchachas rubias y medio locas. Es un líquido del color de los tesoros que parece estar huyendo siempre de él mismo, en una constante fuga etílica. Además tiene la ventaja de que no puede dejarse para luego. Botella que se abra, preferiblemente sin estampido, hay que darla por muerta. Nada más ridículo que guardar en la nevera un tercio de botella de champán: trae mala suerte. Aunque se esté solo hay que bebérsela brindando por nosotros mismos y nuestra salud, que nos lo merecemos. Lo que no nos merecemos es que la amenaza de guerra detenga el motor del turismo. Lo que se está viendo venir está al llegar y ha paralizado las reservas con vistas al verano y se suma a los problemas de un sector que por primera vez tuvo una aportación negativa el año pasado. Nosotros seguimos siendo muy hospitalarios, pero nuestros visitantes cada vez vienen con menos dinero y hay países más baratos que el nuestro que también tienen sol y playas. Seguir a Bush tiene sus ventajas y también inconvenientes. En cualquier caso no es necesario masticar el chicle que ha tenido en su boca para demostrarle adhesión.