BURRO AMENAZADO
Cormoranes
SI escuchas a algunos pescadores, una plaga de aves negras, de cormoranes, amenaza con dejar León sin truchas, sobre todo en el Esla. Procedentes de lagos y ríos centroeuropeos, la Península Ibérica recibe un copioso núcleo de individuos que pasan el invierno tanto en el interior como en marismas costeras. En enero, el censo de SEO/Bird Life ha encontrado un núcleo de 400 cormoranes grandes invernando en los embalses del Bierzo -Bárcena, Peñarrubia, Las Ondinas-, dedicados al consumo de carpas, presa común durante sus buceos. El plantel invernante al este consta de 110 ejemplares en el Órbigo, 90 en los pantanos de Riaño y Vegamián, y 130 a orillas del Esla, estos últimos repartidos a la mitad entre el tramo medio -Sahechores de Rueda- y el bajo -Cabreros del Río-. Un cormorán consume 330 gramos de pescado al día. Los de ríos trucheros se alimentan a partes iguales de barbos, bogas, gobios y truchas. El cálculo de lo que devoran estos 130 piratas alados, tras pasar tres meses en este sector fluvial, de mediados de noviembre a marzo, es de 9.650 kilos de pintonas. Si atendemos a la estadística de 1997, los 42.601 pescadores con licencia nos llevamos 1.854.000 truchas, cupo equivalente a 368.520 kilos del perseguido salmónido. Estos negros pajarracos, cabrones ellos, se han jalado el 2,6% de lo que anzuelan las cañas. Acusados sin fundamento de que no se vean alevines, hecho causado por el enlodamiento y las algas que recubren los frezaderos, los cormoranes son el chivo expiatorio alado responsable de la agonía truchera. Sería mejor derivar estas responsabilidades a una gestión piscícola catatónica que, por ejemplo, mantiene el timo de la piscifactoría fallida de Vegas del Condado y, cuando llega la Semana Internacional de la Trucha, suelta ejemplares de piscina para maquillar el fiasco. También, los practicantes del cucharillazo y la varada con moscas, en vez de blasfemar contra el cormorán, necesitamos cambiar la rapiña por la pesca sin muerte.