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Unión del Pueblo Leonés de Astorga
León

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En otros tiempos los reyes declaraban la guerra y concertaban el tiempo y el lugar en el que se encontrarían sus ejércitos para la batalla. Si no había sido correctamente declarada y ejecutada por ejércitos formales, entonces no era guerra, era simplemente bandolerismo. Por eso, en principio, costó asumir que lo de 1808 y siguientes en España fuera realmente una guerra ya que los franceses no luchaban contra un ejército uniformado sino contra un pueblo que no se atenía a las reglas oficiales de la guerra. Hoy las guerras han adoptado nuevas formas. Hoy las guerras ya no se declaran y las víctimas son mayoritariamente las de la población civil. El terrorismo es una de su formas actuales. En la UPL estamos por principios morales en contra de las guerras. Estamos convencidos de que la guerra es algo intrínsecamente malo. La guerra en cualquiera de sus presentaciones atenta contra la vida u otros derechos fundamentales de las personas y de los pueblos. No a la guerra en cualquiera de sus formas incluye el no a la guerra unilateral y preventiva de Bush contra Sadam; incluye el no a la guerra terrorista del fundamentalismo islámico visiblemente encabezado por Osama Ben Laden contra el resto del mundo; incluye el no a la guerra terrorista de ETA contra el resto de España; incluye el no a la guerra sucia de Sadam contra su propio país y contra sus vecinos; incluye el no a las guerras ocultas y no declaradas mediante las que algunos pueblos están siendo aniquilados. Algunos pueblos están siendo cercados por un ejército de políticos armados con presupuestos y boletines oficiales y los están rindiendo por agotamiento y obligando a capitular emigrando y dispersando a sus hijos; contra esta forma de guerra, de la que los leoneses somos víctimas desde hace al menos 20 años, también estamos en contra. Necesitamos que la ONU pueda ejercer como autoridad internacional reconocida, fuerte e independiente que pueda intervenir en casos como los de Irak, Sudán, etc. ya que no hacer nada también es difícil de justificar en un mundo que hemos asumido como global y en el que todos somos interdependientes y corresponsables. Enviar alimentos o medicinas o promover reformas estructurales en las instituciones y en las relaciones internacionales ya no lo consideramos un acto de caridad sino una exigencia de la justicia. ¿Cómo podemos encontrar justa y necesaria la intervención en otros países cuando sus ciudadanos sufren carencia de alimentos o medicinas y no ver la misma justa necesidad de intervención cuando los derechos de los que carecen sus ciudadanos son la seguridad, la libertad o la autonomía? No hacer nada en Irak es abandonar a sus ciudadanos en manos de un dictador que les está arruinando y masacrando y es exponer al mundo al grave peligro que se deriva del uso que pueda hacer de sus armas de destrucción masiva. Continuar con el embargo es hacer sufrir al pueblo irakí sin obtener la eficacia que se buscaba sobre el gobierno de Sadam. La tercera opción, la de la guerra unilateral de Bush, no reúne las condiciones mínimas para estar justificada. Bush esgrime el incumplimiento por parte de Irak de la resolución 1441 de la ONU pero resulta que hay otras 91 resoluciones de la ONU que no han sido respetadas. Pedimos a los políticos y a los representantes de las naciones que hagan todos los esfuerzos necesarios para solucionar los conflictos y las injusticias sociales por medios políticos y no violentos. El pueblo y la moral están en contra de la guerra. Que empiecen, por ejemplo, por reforzar a las Naciones Unidas, aceptando instituciones como el Tribunal Penal Internacional, y dejando el uso de las armas en el mundo para esa autoridad de la ONU. Invitamos a los leoneses a expresar fehacientemente su oposición a la guerra firmando en las campañas de recogida de firmas.

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