Diario de León
Publicado por
J. F. Pérez Chencho
León

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La luna no se viste hoy con bata de cola, como la que guiaba cada noche la maná. La podemos contemplar en el cielo universal en pelotas, redonda como un doblón de oro, insinuante, reventona y majestuosa. Llena. Estrenamos luna llena. El tiempo perfecto para la guerra contra Irak, capaz de que las irisaciones de los arenales de sus desiertos llenen las pantallas de la destrucción. George W. Bush lo ha dicho tras esa especie de baile vermú de las Azores con las señoritas de acompañamiento, Tony Blair y José Mª Aznar: «Hoy (por ayer) será el momento de la verdad para el mundo». Bush me parece la antítesis de Aznar. Intelectualmente deben tener el mismo coeficiente. Quizá Tony Blair está más acostumbrado a mirar a las estrellas. Pero Bush, con imagen de indómito vaquero, gana muchos enteros cuando envía mensajes a la nación. La tele y Bush son primos carnales. Podría ser el líder de «La Cabra Mecánica» y pregonar: «Porque tengo una ilusión, no me llaméis iluso». Aznar no está casado con la tele, a la que humilla como a una criada. Sus mensajes sólo alcanzan la condición del caporal que abanica las espuelas de plata del jefe de la maná. Desde el paraíso de las Azores, nido de los tres halcones, se fabricó la misma determinación sin distinta levadura. Están a piñón fijo. Dijo Aznar: «Ningún tirano puede marcar las reglas de la legalidad internacional». Y Tony Blair: «Ha llegado la hora de la verdad». Léanlo entre líneas, saltándose párrafos, lo que se les antoje. Es tiempo de luna llena, el mejor para la guerra, aunque los pescadores de trucha lo metan en la cesta de la nada y los enamorados no sepan a qué aliento de humedades quedarse. Los halcones han acotado el espacio de libertad sobre el que vuelan las palomas. José María Aznar ha anunciado su comparecencia hoy mismo en el Congreso de los Diputados. Si su intervención se limita a una fotocopia de las anteriores, mejor será que desista. Hay un problema gravísimo de desinformación, tanto oficial como institucional. España ha clamado contra la guerra, pero el Gobierno de Aznar ha despreciado el griterío. Si como está escrito en la cara rosa de la luna llena vamos a la guerra, lo menos que podemos exigir es el papel de sombras que va a ejercer España. Hay luna llena, es víspera del Día del Padre, y ya están encendidos los motores de la guerra. Powell ha pedido a los periodistas que abandonen Bagdad. No lo harán: seguirán allí para contarnos la tragedia. Lo de aquí es puro menguante. ¿Acaso es trascendente que estén a punto de rematarse los accesos a la cueva de Valdelajo, o que a un recluso de la prisión de Valdehierro lo acuchillen como a un cerdo?. Levanto los ojos y no encuentro una sola estrella en el cielo y es que lo ocupa todo la luna llena de la guerra.

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