En hora buena

EL pasado sábado disfruté de lo lindo presenciando el encuentro inaugural del nuevo pabellón cubierto de Navatejera. No era para menos. Un equipo de viejas glorias del Real Madrid, desde Paniagua a Luyk, pasando por los dos Llorente, Villalobos, Beirán ... Y enfrente, históricos del Baloncesto León: Nacho y Roberto Herreras, Calderón, Urbano, De la Fuente, Josines ... No se podía pedir nada mejor y ambos deseaban el triunfo, que necesitó prórroga y así disfrutamos un poco más del espectáculo. Pero además del encuentro me había llevado hasta allí el afán de comprobar lo que se había hecho, después de esperarlo tanto tiempo. Porque durante más de ocho años viví justo enfrente de este pabellón y cuando fui ya me dijeron que iban a construir allí una piscina. Lo mismo le dije a quien vendí mi piso, aunque él sólo ha tenido que esperar tres años para verlo convertido en realidad. En buena hora ha llegado este polideportivo cubierto a Navatejera y por extensión a Villaquilambre. Porque ya era hora de que este municipio, que ha crecido como la espuma, empiece a tener unos servicios propios de la numerosa población que allí reside y porque a pesar de ser ciudad-dormitorio también se deben ofrecer servicios de ocio a sus habitantes. Las instalaciones que pude ver me parecen magníficas. La piscina de vaso colgado llama la atención; un completo gimnasio con buenos aparatos y unos vestuarios amplios son todo lo que se necesita para que este ayuntamiento empiece a cobrar auge en el deporte. No creo que haya que esperar mucho hasta que existan buenos equipos federados de baloncesto, balonmano, voleibol y fútbol sala, al tiempo que mis excompañeras de gimnasia de mantenimiento tendrán un lugar más adecuado para ejercitarse y también podrán nadar sin ir de prestado. Ha habido que esperar más de una década, pero ahí está la instalación. Ahora sólo hay que cuidarla y aprovechar todas sus potencialidades, que son muchas.